Ayer nos llegó la triste noticia del fallecimiento, el día de Navidad, de nuestro buen amigo D. Ignacio Bellido Tabuenca, un personaje singular, que desempeñó la Alcaldía de Bureta durante cuatro legislaturas. Elegido en 1987, se despedía en 2003, cuando decidió no presentarse a la reelección, declarando en La Crónica del Campo de Borja, expresando su satisfacción por los logros alcanzados durante sus mandatos. Entre ellos mencionaba la rehabilitación de la Casa Consistorial, con el albergue de su planta superior; el asfaltado del camino que enlaza Bureta con Alberite de San Juan; la pavimentación de calles y plazas; las mejoras en el alumbrado público y las redes de agua y saneamiento, entre otras muchas cosas.
Se definía como viticultor y algo
"arreglador de músculos", pero de lo que más satisfecho se mostraba
era de sus grandes dotes como radiestesista. Conversador infatigable,
sorprendía a todos con los relatos de sus increíbles hallazgos con la ayuda de
su péndulo. No se limitaban a la habitual búsqueda de agua, sino que lo narraba
con especial entusiasmo era su colaboración en la búsqueda de personas
desaparecidas.
Fue hace poco más de dos años, cuando
nos acompañó hasta las orillas del Huecha para mostrarnos alguno de los árboles
singulares que allí se pueden encontrar y, una vez más, los más jóvenes
quedaron impresionados por las sorprendentes historias que les contó.
Estaba muy orgulloso de la labor que,
en la mejora y difusión del municipio, estaban llevando a cabo ese grupo de
mujeres que pusieron en marcha la iniciativa “Bureteandoando”, cuya realización
más conocida es el Burobosque encantado. De ella forma parte su hija Elena, a
la que pudimos ver pintando, con gran habilidad, la puerta de un garaje.
A ella, a su madre y a todos sus
hermanos, queremos hacerles llegar la expresión de nuestra condolencia, en
estos momentos, especialmente dolorosos.
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