Por un acuerdo de las Naciones Unidad, de 7 de junio de 2024, estamos celebrando el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuántica. Fueron un buen número de sociedades científicas las que propusieron esa declaración, para conmemorar los 100 años de la Mecánica Cuántica.
En el marco de
esta conmemoración, el portal Religión en Libertad, ha publicado un
amplio artículo (se puede leer en este enlace) del Dr. D. Alfonso V.
Carrascosa, que lleva por título “Los científicos cristianos y la ciencia
cuántica”.
El Dr.
Carrascosa es miembro del CSIC y especialista en Microbiología de los Alimentos,
pero desde hace tiempo viene investigando sobre la religiosidad de los
científicos españoles contemporáneos, habiendo publicado obras y artículos de
mucho interés.
En el artículo
que estamos mencionando, tras hacer referencia a Max Planck (1858-1947) el fundador
de la teoría cuántica y premio Nobel, que fue un convencido cristiano luterano,
menciona a otros científicos creyentes.
Entre los
españoles, recuerda a Esteban Terradas Illa, Julio Palacios Martínez, Xavier
Zubiri y al borjano Carlos Sánchez del Río, ilustrando el comentario con esta
fotografía.
De nuestro
ilustre paisano menciona que fue uno de los promotores de la ciencia cuántica
en España, su profunda formación y el hecho de ser el catedrático más joven de
España, al lograr la cátedra de Óptica en la Universidad de La Laguna, con 26
años. Tres años después consiguió la primera cátedra de Física Nuclear que hubo
en España.
Pero, en el
artículo, junto con su brillante trayectoria académica y profesional, se destaca
también su profundad religiosidad, puesta de manifiesto en diversas obras y
artículos (muchos de ellos conservados en nuestro Centro) en los que se refirió
al sentido cristiano de la existencia y a la aceptación de Dios, como principio
y fin de toda la realidad.
Nos complace
sobremanera este reconocimiento dispensado a una persona con la que compartimos
tantas cosas en nuestro Centro, en unas inolvidables veladas, y al que quiso
donar su biblioteca y otros elementos de su casa en Borja, a través de un
documento que firmó en su despacho, cuando ya se acercaba su final.
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