jueves, 27 de agosto de 2020

La puerta de la iglesia de Purujosa como símbolo


 

         Hace pocos días, D. Ramiro Adiego Sevilla destacaba en su blog “El nido de águilas del Moncayo” el gesto de Antonio, un vecino de Purujosa, que de forma altruista había procedido a reparar la puerta de acceso a la iglesia parroquial de esa localidad.




         Purujosa es una de esas localidades víctimas del drama de la despoblación en la que, sin embargo, el empeño de sus escasos habitantes y de todas aquellas personas vinculadas a ella han conseguido, no sólo mantenerla viva, sino impulsar mejoras importantes que han cambiado el aspecto del municipio en los últimos años.



         Pero, la actuación que comentamos tiene un significado más profundo, dado que viene a poner de manifiesto la importancia de esas labores de mantenimiento que sólo pueden ser asumidas por las personas directamente relacionadas con los monumentos.

         De nada sirven las grandes inversiones para restaurarlos si no se llevan a cabo las pequeñas obras que, periódicamente, vienen a garantizar la supervivencia de los edificios. El retejado, el repintado de algunos muros o la reparación de pequeños desperfectos no pueden quedar en manos de los “lejanos” responsables del Patrimonio.

         Son las comunidades que hacen uso de ellos, las que la tienen como lugares de referencia de su vida cotidiana quienes, únicamente, pueden acometerlas. Por eso, cuando se cierra un convento o la ausencia de vecinos impide el uso habitual de un templo, la amenaza se cierne sobre ellos. El caso de Purujosa nos viene a demostrar, sin embargo, que aún cabe la esperanza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario