Cuando una centella destruyó el órgano de Santa María

 

         En la caja del actual órgano de la colegiata de Santa María de Borja figura el año 1569, correspondiente al momento en el que fue construido el hermoso mueble que alojó a los diferentes órganos que, en el transcurso del tiempo, se fueron sucediendo.

         Sin embargo, Rafael García en su conocida obra sobre la historia de Borja señaló que el primer órgano había sido instalado en 1556, pero quedó destruido doce años después a consecuencia de una descarga eléctrica, siendo preciso solicitar otro al duque de Villahermosa, hasta que se construyó uno nuevo.

         Ha sido, precisamente, en la revista Universidad a la que antes hemos aludido, donde hemos encontrado la transcripción de la carta que el 25 de junio de 1567 dirigieron el Prior, Canónigos y Cabildo de la colegiata solicitando al duque de Villahermosa la cesión de un “órgano pequeño”.

         En ella se indica que fue al día siguiente del Corpus de ese año (solemnidad que se había celebrado el 8 de junio) cuando una “centella de fuego” (un rayo) ocasionó diversos daños en el templo, provocando que “el órgano no se pueda tañer”. El duque que, en aquellos momentos, era D. Martín de Aragón, cuarto titular del ducado, accedió a lo solicitado y para recoger el órgano fue enviado el canónigo D. Pedro Garnica.

         El documento figura como anexo en el trabajo de D. Atanasio Sinués Ruiz “Estudio sobre el paso de Cervantes por el castillo de los Duque de Villahermosa” en el que pretende fijar el momento en el que el escritor estuvo en Pedrola, conociendo la zona en la que, posteriormente, situaría la Ínsula de Barataria, protagonista de un famoso episodio de Sancho Panza en El Quijote.

         La construcción del nuevo órgano se debió llevar a cabo con indudable rapidez, como lo atestigua esa referencia al año 1569 que aparece en el mueble y D. Emilio Jiménez Aznar documentó en los Libros de Gestis de la colegiata que el 4 de enero de 1571 se acordara remitir a Tarazona la cuenta del órgano, por medio del canónigo D. Juan de Cunchillos, para su aprobación definitiva.