Realizando
los reportajes sobre los manantiales de Borja, Alfredo Sánchez insistió en
fotografiar el conocido como “ojo de la col” en el río Sorban. Presentado como
una peculiaridad local, recibe su nombre popular al hecho de que, para cerrar
el paso del agua, se utilizara una mata de col cuyo tamaño se ajusta
perfectamente al diámetro del orificio. No es el único existente en nuestro
término, pues ya hemos citado en otra ocasión al llamado “ojo de Marbadón”.
Pero,
mientras se está recopilando esta información en Borja, otro destacado
colaborador del Centro, D. Guillermo Carranza, viene efectuando un detenido
estudio sobre las obras hidráulicas de la cuenca del Huecha que, en su momento,
será publicado como complemento a su obra sobre La Huecha y la elma que editamos recientemente.
Ha
sido él quien nos ha llamado la atención sobre la existencia en el término
municipal de Añón de unas piedras tajaderas que allí son conocidas con el
nombre de “roldes”, situadas a lo largo del cauce del “río de los castaños”, la
acequia de Morana, para dar salida al agua que, por otras acequias menores,
regaba los campos situados junto al cauce del Huecha.
Ha
fotografiado más de 30, pues se conservan la mayoría de la que existieron para
dar salida a las aguas en cada una de las fillas, aunque perdieron su función,
tras la canalización de la acequia.
Todas
ellas tienen características similares. Labradas en piedra caliza, son de forma
rectangular y estaban clavadas en el margen de la acequia, de manera que la
parte descubierta es un cuadrado cuyos lados miden entre 80 y 85 cm,
aproximadamente una “vara castellana”. El orificio para la salida del agua
tiene un diámetro de 28 cm, precisamente la medida de un “pie”.
Es
evidente que todo ello responde a un sistema planificado que, para Guillermo
Carranza, debe guardar relación con el Sistema de pesas y medidas, que, desde
su aprobación por Carlos IV en 1801, estuvo en vigor hasta la entrada en vigor
del Sistema Métrico Decimal. En esa pragmática se unificaron todas las medidas
que se venían empleando en los distintos territorios de la monarquía, dejando
de usarse la “vara aragonesa” que medía tres pies (0,77 m) para emplear la
“vara de Burgos” equivalente a 0,835 m. que es el tamaño de estas piedras de
Añón.
Quiero agradecer la colaboración de Azucena Cascán, y especialmente la de su hermano Roberto, que me ha enseñado estas piedras tan originales del patrimonio hidráulico de Añón.
ResponderEliminarGuillermo Carranza
Muchas gracias, Guillermo.
EliminarTú sí que nos has enseñado a nosotros.
Saludos.
Azucena