La
fuente de Erla es un manantial enclavado en una finca que, en el pasado fue
propiedad de la familia del mismo nombre, una de las más distinguidas de Borja,
donde ya se encontraba establecida en el siglo XIV, ocupando cargos de
responsabilidad local a lo largo de los siglos. Algunos de sus descendientes
pertenecieron a la Orden de Malta y en su expediente de ingreso se hace constar
que formaban parte de la cofradía de Hijosdalgos de San Francisco.
Aunque
el uso de sus aguas no está regulado en las Ordenanzas del Sindicato de Riegos,
por ser privadas, hemos querido incluirlas aquí por el significado que este
paraje ha tenido en el transcurso del tiempo, reproduciendo las fotos
realizadas por Enrique Lacleta.
La
fuente está situada al pie de un escarpe natural, ahora envuelto en la maleza
aunque se puede acceder al mismo a través del hueco practicado por los animales
que, sin duda, acuden a abrevar allí.
Desde
allí las aguas se recogen en dos embalses que fueron impermeabilizados hace
unos años.
Aún
se conservan restos de las antiguas canalizaciones por las que eran conducidas
aunque, en la actualidad, llegan a través de un tubo.
Erla era el destino habitual de
muchas de las excursiones que realizaba la Tropa de Exploradores de Borja,
antes de la guerra civil. Años más tarde, cuando las piscinas eran, todavía, un
lujo inalcanzable, los jóvenes de Borja iban en bicicleta hasta lugar para bañarse.
Merecía la pena pues era posible coincidir con chicas llegadas de Bulbuente y,
a veces, de Maleján. El baño no estaba exento de peligros pues las balsas eran
grandes y, según el nivel de las aguas, no era fácil encontrar un asidero en
caso de necesidad.
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