Hacía ya tiempo que
Pedro Domínguez Barrios no nos remitía datos de nuevos abejares. Ahora, acaba
de enviarnos imágenes de este peculiar ejemplar ubicado en el paraje de La
Cantera, dentro del término municipal de Magallón, y muy próximo al embalse de
La Loteta.
Construido enteramente
en mampostería, con revocos al interior y en el muro de las piqueras, presenta
varias singularidades, comenzando por su emplazamiento en una ladera de
pronunciada pendiente.
Su planta es en forma
de L, conformada por tres dependencias: un vestíbulo con la puerta de acceso,
el abejar o apiario, y una cuadra para las caballerías.
El vestíbulo, que
también hace las veces de espacio de trabajo y almacén, da acceso a las otras
dependencias, se ventila por una reducida ventana, más bien una tronera
enmarcada con ladrillo.
En uno de sus
paramentos interiores se puede leer (aunque no perfectamente) un interesante
epígrafe: “El año 1900 a 14 de Abril Domingo Gil albañil de Magallón” el cual
podría indicar la fecha en que finalizó la construcción o, con más
probabilidad, la de una reparación importante.
El abejar disponía de
36 colonias distribuidas en 3 hileras de 12, con su típica planta rectangular y
pequeña ventana de ventilación en el testero, pero además contaba con otro
abejar exterior inconexo a la obra, y actualmente arruinado, sólo queda en pie
la primera hilera de colmenas, ambos han perdido el típico cercado.
Tras estos espacios
longitudinales y con acceso también desde el vestíbulo, se ubica la cuadra,
espacio este difícil de encontrar en un abejar. Es de planta cuadrada y dispone
de pesebre, banco, y amarre empotrado de madera, así como de una ventana con
jambas derramadas, bajo la cual hay una impronta de mano en barro.
Abejar de la Retuerta |
Además de la planta
formal, la cuadra y el abejar inconexo, otra singularidad de este abejar, es la
prolongación del muro norte por encima de la cubierta, detalle que sólo tenemos
en el precioso abejar de La Retuerta (Borja) situado en un cortado del barranco
de Torralbar, y sobre el que el experto francés Robert Chevet opina que se debe
a facilitar la orientación del vuelo de las abejas.
A pesar de la pérdida
del recercado exterior y el abejar inconexo, el conjunto se mantiene bastante
bien, gracias al interés de su propietario D. Fernando Aibar.
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