El
edificio en el que hoy se encuentra el Museo de la Colegiata de Borja fue
construido en 1560 para sede del Hospital Sancti Spiritus, institución benéfica
que aún subsiste, ubicado en el antiguo convento de capuchinos, a donde fue
trasladado en 1869.
Sus
distintas estancias, ahora salas del museo, se disponen en torno a un patio
central con cuatro espectaculares columnas en su planta baja y unos vanos con
arcos conopiales en la principal.
Aprovechando
las excelentes fotografías realizadas por Enrique Lacleta, hemos querido
comentar hoy algunos aspectos de esas columnas cuya realización hemos venido
atribuyendo al maestro francés Guillaume de Brimbeuf, aunque sin base
documental fehaciente, basándonos en el hecho que, en el momento de su
realización, se encontraba residiendo en Borja, donde fue requerido por los
jurados de Tarazona para intervenir en la fábrica de la lonja de esa ciudad.
En
cualquier caso se trata de un trabajo de gran calidad que sigue los patrones
característicos de otros similares de la época. Son columnas anilladas,
rematadas por capiteles corintios, cuyas auténticas dimensiones no pueden ser
percibidas ahora, ya que casi un metro de su fuste y la basa permanecen enterrados
en el suelo, sin que pudieran ser liberadas en el momento de la rehabilitación
del edificio debido a los problemas estructurales que adujo el arquitecto
responsable de la misma.
El
anillo que circunda el fuste está labrado con motivos vegetales, cuando lo más
frecuentes es que fuera liso, lo que constituye una prueba de la riqueza de su
decoración.
Es
en los capiteles donde puede apreciarse mejor la calidad de su ejecución, con
detalles sorprendentes como es cara de gesto desgarrado o la que se asemeja un
león dormido sobre la que podría elaborarse una preciosa leyenda.
Sin
embargo, el elemento más interesante desde varios puntos de vista está constituido
por la representación, en una de las columnas, de las primitivas armas de
Borja, el castillo sobre peñas, sin la presencia de la vaca que,
posteriormente, fue incorporada a las mismas. El hecho que en la cartela
aparezca la fecha de su realización: 1560, constituye un dato de extraordinaria
importancia a la hora de fijar el momento en que ello se llevó a cabo, desde
luego con posterioridad a la misma.
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