El pasado sábado 23 de
abril, fue un día especial para Añón, donde un numeroso grupo de personas acudieron a presenciar el
proyección del documental “Everest.Último ochomil”, de Carlos Pauner.
Entre
ellas se encontraba una representación del Club de Montaña de Borja, con su
Presidente D. Fernando Martínez Gómez y el Concejal Delegado de Deportes D. Daniel
Boldova Irache.
No
faltó tampoco una de sus más entusiastas seguidoras, Dª María Ángeles Martínez
que nos ha enviado las fotografías que ilustran este artículo, así como una
apasionada crónica del acto.
“Al término de la proyección Carlos subió al
escenario y mantuvo una charla distendida con todos los presentes que le
preguntaron por su trayectoria alpinística, por sus proyectos actuales y por su fundación, entre otros muchos temas de interés, a lo que él
respondió con la amabilidad y sencillez que le caracterizan pero ante todo,
desde su propia experiencia acumulada, por todo lo vivido en un mundo hostil
como es la montaña en el que hay momentos de andar por la cuerda floja , entre
la vida y la muerte, un mundo que no perdona en las alturas donde la fuerza
mental impera ante la fuerza física”.
“Volvió a abrirnos los
ojos para mirar lo que tenemos en nuestra comunidad, a nuestro alrededor y aprender a valorarlo. Nos inyectó
esa dosis de entusiasmo para perseguir nuestros sueños por pequeños que sean
con constancia y trabajo. Hay que marcarse objetivos en la vida y perseguirlos
hasta el final para poder disfrutar felizmente de los retos conseguidos.
Su lenguaje, sus
palabras y todo su ser no pueden ser más reales, factores que nos ayudan
fácilmente a pensar y recapacitar sobre lo que nos quiere transmitir y llevarlo
a cabo”.
“Hace tres años que
Carlos Pauner culminó el gran sueño de su vida: coronar las 14 montañas más
altas del planeta y desde hace tres años, podemos disfrutar con gran fortuna de
su presencia en el día de Aragón, San Jorge, entre nosotros.
Cuando le tocó
estar a miles de kilómetros, en algún
campo base situado al pie de los gigantes de la tierra en pleno corazón de las
cordilleras del Himalaya o Karakórum, no pasó por alto ni un solo 23 de abril
sin escribirnos, sin escribir a su tierra, a sus gentes con pasión por su
Aragón”.
En
la crónica que, con motivo del Día de Aragón de 2005, Carlos Pauner envió desde el Everest,
afirmaba: “Poco a poco, hemos terminado con este suculento festín. Mientras
apuramos las últimas gotas de un buen caldo aragonés, en compañía de nuestros
amigos mallorquines, hacemos un brindis en recuerdo del gran Reino que fuimos.
Nuestro singular rockero Tafalla, puesto en pie, se arranca con La Magallonera.
Nos emocionamos por unos instantes y, de golpe, dejamos atrás las grietas del
glaciar, el frío intenso que nos ha maltratado estos días y los miles de metros
que aún nos quedan por pelear. Mañana nos ocuparemos de esos problemas. Hoy
estamos felices, orgullosos de la sangre aragonesa que corre por nuestras venas
y convencidos de que aquí, en el techo del mundo, seremos un ejemplo de tesón,
nobleza y fuerza, cualidades de todos los hombres y mujeres de Aragón.”
Ahora,
diez años después, ha podido celebrarlo en Añón y con sus amigos de Borja, en
una jornada que quedará para siempre grabada en el recuerdo de quienes tuvieron
la oportunidad de disfrutar con su compañía.
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