Con
tiempo excelente, gran afluencia de público y una perfecta organización,
Pozuelo de Aragón vivió ayer, sábado 2 de abril, una extraordinaria jornada
festiva con motivo de la conmemoración de la concesión de la Carta Puebla a la
localidad.
Esta
recreación histórica, que tiene carácter bianual, era la tercera vez que se
llevaba a cabo, y que ha contado con un amplio apoyo de vecinos y visitantes
que, desde primeras horas de la mañana, llenaron las calles luciendo, muchos de
ellos, trajes de época.
A
las diez de la mañana se abrió el mercado medieval, con numerosos puestos
instalados en diferentes puntos del casco urbano, en los que se ofrecía todo
tipo de productos.
También
pudieron verse, a lo largo de toda la jornada, muestras de oficios
tradicionales, como el herrero, un taller de caligrafía, la colchonera, bolilleras,
hilado de lana o la elaboración de adobas, entre otros varios de los que es
imposible dejar constancia gráfica.
Una
calesa y un grupo de caballistas pusieron su nota de color por la mañana y
participaron, por la tarde, en la comitiva que, desde el antiguo palacio de los
abades de Veruela, marchó a la iglesia parroquial para efectuar la lectura de
la Carta Puebla.
Los
niños disfrutaron con todo pero, de manera especial, con algunas atracciones
como el tiovivo manual, los paseos en calesa o las fotografías que podían
realizarse con la silueta de un monje.
A
media mañana y por la tarde, hicieron acto de presencia los gigantes de Mallén,
Maleján, Luceni, Novillas y Albeta, que iban acompañados por sus
correspondientes grupos de gaiteros.
A
la puerta de la iglesia parroquial actuó la Asociación de Bailes Medievales de
Utebo, tanto por la mañana como por la tarde.
No
pudimos asistir a la comida popular que se sirvió en la plaza, a partir de las
14,30 horas, ni a la cena en el pabellón, pero pudimos ver los preparativos
para las muchas personas que quisieron disfrutar del excelente menú a 5 Euros.
No
fue el único componente gastronómico del día pues, junto al pilar de San Antón,
se preparaba un estupendo asado y eran elaboradas las tradicionales “bolas”.
Tampoco
pudimos ver el Museo de Martín Heredia, pero sí recorrimos la exposición de
Indumentaria Aragonesa, instalada en la Casa Consistorial, en la que se mostraba
una interesantísima muestra de trajes y otros elementos, pertenecientes a la
colección privada de Ana Corina Pablo de Buen, que mereció la pena.
Mañana
publicaremos la crónica del acto final del día, el de la lectura de la Carta de
Población, en la iglesia parroquial, que resultó especialmente brillante.
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