El 7
de abril de 1572, fray Francisco de Salazar, obispo de Salamina, bendijo la
iglesia del Santuario (que lógicamente no tenía el aspecto que ofrece esta
antigua postal), el Calvario y las “ermitas y pilares de la Muela”. A este singular
personaje que terminó siendo procesado
por la Inquisición, ya nos referimos en las efemérides del 27 de febrero, con
ocasión de la bendición de la ermita de San Jorge y de la iglesia de Maleján.
Sin sede propia, recorría España obteniendo los recursos necesarios para su
sustento y el de la “familia” que le acompañaba, mediante este tipo de
actuaciones y, en ocasiones, confiriendo órdenes sagradas. Aquí estuvo, dado
que consiguió ser nombrado Comisario General de la diócesis de Tarazona,
entonces vacante.
El 7
de abril de 1676 fue bautizado en la parroquia de San Miguel de Borja Bernardo Polo Sanz. Era sastre de
profesión y la mayor parte de su vida trabajo para el cabildo de la colegial.
En sus últimos años acometió la empresa de construir la ermita del Seplucro,
para la que trató de reunir los fondos necesarios. Su nombre está asociado, por
lo tanto, a este monumento borjano que ahora va a ser restaurado, así como la
hermosa imagen de Cristo yacente, una obra de terracota realizada por Gregorio
de Mesa que ahora se exhibe en el Museo de la Colegiata.
El 7 de abril de 1917
nació en Torres de Elorz (Navarra) el P.
Tomás Echarte Aguinaga. Profesó en la Orden de Predicadores el 7 de marzo
de 1941, siendo ordenado sacerdote el 27 de junio de 1948. Tras cursar los
estudios de Magisterio en Valencia, fue enviado al colegio “Cardenal Xavierre”
de Zaragoza. Posteriormente fue trasladado al Seminario Menor de Cardedeu y, en
1956 pasó al convento de San Vicente Ferrer de Manacor, donde atendió a los
niños que se preparaban para ingresar en la orden. Tras una nueva estancia en
Zaragoza, en 1980 lo destinaron al convento de Santo Domingo de Torrent (Valencia)
donde pasó los últimos años de su vida, dirigiendo el Museo Histórico de la
provincia dominica de Aragón. Su labor como investigador le llevó a colaborar
con el Centro de Estudios Borjanos. Aquí publicó diversos artículos sobre la
historia de los conventos de Borja y Magallón, dando a conocer las biografías
de muchos dominicos nacidos en esta tierra. Falleció en la Residencia de las
Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Valencia el 30 de noviembre de 2012.
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