Aunque
por la tarde llovió, el día amaneció soleado en Borja mientras el Moncayo se
encontraba cubierto por una capa de nubes. A pesar de ello, Enrique Lacleta
decidió llegar, hasta donde fuera posible, con el fin de efectuar un
reconocimiento del estado de la nieve, dado que se está preparando una ascensión
invernal a la cima protagonizada por un grupo de nuevos escaladores. Empresa
que no es tan sencilla como a primera vista pudiera parecer.
Hasta
el Santuario de la Virgen no encontró dificultades y, en el transcurso de la
mañana, fueron llegando bastantes personas con niños que se animaban a lanzarse
con sus deslizadores de plástico por las improvisadas pistas de su entorno.
Más
arriba la situación era diferente, dado que las nubes ya cubrían el monte haciendo
imposible la ascensión a cotas más elevadas.
Por
ese motivo, inició un recorrido transversal hacia el collado Bellido, por
lugares en los que la visibilidad aún era buena, aunque con la presencia, cada
vez más abundante de nieve.
Así,
hasta un punto en el que la niebla y el fuerte viento reinante hacían imposible
proseguir, dando la sensación de encontrarse en lugares propios de otras
latitudes.
De su
recorrido nos trajo bonitas imágenes del acebo brotando y de esos arroyos que
surgen en el monte, alimentados por la nieve acumulada, que luego irán a nutrir
los acuíferos del valle.
Ya de
regreso se detuvo junto a Trasmoz, cuya silueta se recortaba en el monte oculto
por las nubes mientras, a su lado, comenzaban a crecer los trigos y los
almendros estaban ya florecidos.
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