martes, 19 de febrero de 2019

Entre los chalecos amarillos


         De manera inesperada y sin pretenderlo, durante nuestra estancia en París nos vimos inmersos en una de las manifestaciones de “chalecos amarillos” de las que, desde hace tiempo, se vienen haciendo eco los medios de comunicación.

         Todo comenzó cuando viajábamos en metro y nos encontramos cerradas varias estaciones. Quisimos hacer el recorrido a pie, dado que los taxis también tenían cortados los accesos a varias calles, cuando quedamos encerrados en el perímetro acordonado por las Fuerzas de Seguridad. Inicialmente, era difícil percatarse de lo que estaba ocurriendo, dado que no se veía a ningún manifestante. Cuando hicieron su aparición, era un grupo muy reducido, a pesar de lo cual el despliegue policial fue sumamente llamativo.




         Al constatar que ni a nosotros, ni a otras personas que, en esos momentos paseaban por la zona, nos permitían salir del perímetro cercado, decidimos descender al paseo que discurre a orillas del Sena para intentar llegar a un lugar por el que pudiéramos “escapar”.



         Pero lo mismo hicieron los manifestantes y, por otros lugares, las Fuerzas de Seguridad, provistas de material antidisturbios. Fueron momentos de cierta tensión, dado que no veíamos posible la escapatoria y comenzaron a ser lanzados lo que parecían ser gases lacrimógenos.



         Con celeridad continuamos río arriba, seguidos por algunos “chalecos”, comprobando que, uno tras otro, las salidas de los puentes estaban cerradas. Por fin, encontramos abierta la del Pont des Arts, abandonando precipitadamente tan desagradable experiencia y llegando a tiempo a nuestro destino.




         Hay que señalar, sin embargo, que hubo quien disfrutó recordando su pasado “revolucionario” ya diluido en el tiempo, al igual que ese movimiento parisino que ha quedado reducido a muy pocas personas, sin apenas apoyo popular.

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