Está
comprobado que cualquier documento, por insignificante que resulte a primera
vista, nos puede aportar datos de gran interés. Esto es lo que nos ha ocurrido
ahora con una pequeña tarjeta de visita encontrada entre la multitud de
documentos del archivo Zapata, cuya catalogación estamos a punto de concluir.
No es
la primera tarjeta de estas características que hay en él y, recientemente,
dimos cuenta de otra aunque de características muy diferentes. En este caso, su
diseño se ajusta a esta tipografía caligráfica, habitual en muchas de la época.
Pero, su principal interés estriba en que, a través de la misma podemos
recordar a la persona que la utilizó y dar noticia del grabador que la realizó,
dándose la circunstancia de que ambos eran de Mallén.
Veamos,
en primer lugar, quién la utilizó cuyo nombre aparece grabado en ella “D.
Francisco Zapata”. Se trataba de D. Francisco de Paula Zapata y Villanova
(1773-1831), perteneciente al esclarecido linaje de los Zapata de Calatayud,
establecidos en Mallén, donde había hacido el 1 de abril de 1773, siendo hijo
de D. Juan Crisóstomo Zapata de Calatayud y Muñoz de Pamplona, y de Dª
Magdalena Villanova y Ximénez de Embún.
Ante
de cumplir los 14 años ingresó en las Reales Guardias Españolas, como cadete de
Infantería, donde alcanzó el empleo de 2º Teniente de Granaderos, participando
en el Guerra del Rosellón (1793-1795) siendo herido de gravedad en dos
ocasiones.
El 11
de mayo de 1795 pasó a la compañía de Granaderos del mismo Cuerpo, ascendiendo
a Primer Teniente (equivalente a Teniente Coronel) el 7 de agosto de 1800. El 4
de febrero de 1806 contrajo matrimonio, en su palacio de Mallén, con su sobrina
Dª Petra de Alcántara Español de Niño y Zapata, solicitando el retiro en agosto
de ese mismo año.
Residiendo
en Mallén, en el magnífico palacio que había construido su padre, le sorprendió
el comienzo de la Guerra de la Independencia. Cumpliendo con su deber se
presentó para colaborar en la defensa de la capital aragonesa, siendo nombrado
Comandante del 2º Tercio de Voluntarios Aragoneses, al frente de los cuales
luchó en la Puerta de Sancho y en la huerta de Santa Engracia durante el primer
Sitio, siendo herido por una granada enemiga el 3 de agosto de 1808. Volvió al
servicio activo el 8 de octubre de ese año, siendo ascendido a Coronel de
Infantería.
Durante
el segundo Sitio fue miembro de la comisión militar y defendió el convento del
Carmen hasta que cayó gravemente enfermo. Al capitular la ciudad, fue
autorizado a retirarse a su casa de Mallén, como prisionero de guerra.
Cuando
el 11 de agosto de 1812 llegó a esa localidad D. Ramón Gayán, al mando de 1.000
hombres del regimiento de Cariñena que había levantado, con el propósito de
reducir a la guarnición del castillo, se incorporó a sus fuerzas. A pesar de
que la posición francesa estaba defendida únicamente por 22 soldados al mando
del teniente Seurre, no pudieron rendirlos, teniendo que abandonar Mallén. El
coronel Zapata no dudó en seguirlos, dejando allí a su mujer y a los tres hijos
del matrimonio. El 25 de octubre se incorporó a la 2ª División Soriana que mandaba
D. José Ignacio Durán y combatió en ella hasta la finalización de la guerra.
El 23
de enero de 1816 fue ascendido a Brigadier, recompensa otorgada a todos los
coroneles que habían estado presentes en el segundo Sitio de Zaragoza. Fue
llamado de nuevo, en 1822 para defender Zaragoza del ataque de los realistas
pero, cuando abandonaron la ciudad los constitucionalistas, decidió sumarse a
la causa de Fernando VII, superando el expediente de purificación abierto a los
que habían combatido durante los sucesos revolucionarios del trienio liberal.
Caballero
de Honor y Devoción de la S.O.M. de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta,
desde 1788, estaba en posesión de las cruces correspondientes al primer y
segundo Sitio de Zaragoza.
Falleció
el 30 de septiembre de 1831, como consecuencia de una caída de caballo, con 58
años de edad.
Al pie
de la tarjeta aparece, en letra minúscula la inscripción “Marco ft” que
traducido viene a decir “Marco me hizo”, lo que inmediatamente nos ha permitido
constatar que se trata de Mariano Marco, un calcógrafo nacido en Mallén, en
1790, al que ya nos habíamos referido anteriormente al tratar de las memorias
del general Nogués (Aventuras y desventuras
de un soldado viejo natural de Borja), en la que alude a él, al trata de la
llamada “Casa pintada”, situada junto al antiguo matadero a la entrada de Borja
y que al general, de niño, le “parecía un palacio de hadas” y que terminó
adquiriendo al final de su vida. Afirmaba D. Romualdo que en la casa vivía un
“viejo jovial y estrafalario” que se tocaba con una “gorra en forma de mitra,
con gran visera” y vestía calzones y chaquetón con grandes bolsillos, de los
que sacaba bellotas a las que llamaba “peladillas de Tabuenca” y daba a los
niños a los que “sabían a gloria”.
Precisamente,
ese anciano tenía un hijo, llamado Mariano Marco, que había sido militar en
tiempos de Carlos IV, del que el general Nogués afirma: “Fue un buen grabador”
que “nunca hablaba y dibujaba o escribía sin cesar”. Se trataba del autor de la
tarjeta a la que estamos aludiendo. El general Nogués también tenía otra, obra
de Marco, aunque no la hemos encontrado.
De su
producción artística dejó constancia Nogués: “Conozco un hermoso grabado suyo,
de la Virgen de la Silla; poseo una pintura, debajo se lee: El embozado de
Córdoba, célebre galán, una tarjeta y un curioso libro manuscrito, disparatado,
con ilustraciones a pluma muy bien dibujadas, algunas indecentísimas. A la
mayoría de las mujeres las representa sin cabeza, y por los trajes se comprende
la época en que perdió la suya. Se retrató arrodillado en la santa capilla de
la Virgen del Pilar de Zaragoza, y escribió al pie: El sargento Marco, de
voluntarios de Aragón, oyendo misa”.
En
aquel artículo, publicado en este mismo blog, insertamos dos obras conocidas de
Marco, ambas conservadas en el fondo digital de la Universidad de Navarra: un
retrato de Carlos IV y una estampa de la Virgen del Pilar, ambas realizadas con
esos trazos propios de la caligrafía que caracterizaban al autor.
Curiosamente,
en algunos estudios publicados sobre este grabador se afirma que era valenciano
(Diccionario de calígrafos españoles
de Manuel Rico y Rufino Blanco) y quienes precisan que había nacido en Mallén,
señalan que murió en Valencia en Valencia en 1802 (Diccionario de grabadores y litógrafos que trabajaron en España. Siglos
XV a XIX). Pero el general Nogués que conocía perfectamente a la familia
dejó constancia en sus memorias de que el grabador “se volvió loco, mató a dos
criadas de su padre y murió en el hospital de Zaragoza, a mediados de este
siglo”. Se refiere por supuesto al siglo XIX, por lo que no murió en 1802, sino
más tarde y, además, en Zaragoza. Triste final para este destacado mallenero
que hemos recordado al incorporar la tarjeta que realizó para su paisano el
brigadier Zapata a la relación de sus obras.
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