martes, 22 de octubre de 2019

Borja en una obra de Bonifacio García Ménéndez


         Cuando hace unos días anunciamos la celebración de la Semana Cultural de Gallur que lleva el nombre de Bonifacio García Menéndez (1899-1961), manifestábamos nuestro propósito de reunir las obras de este personaje que, como empleado de la azucarera de Gallur, residió muchos años en esa localidad.




         Nos ha llegado ya el primer libro que hemos conseguido, se trata del que lleva por título Cartas a mis lares, prologado por D. Pablo Cistué de Castro, VI barón de la Menglana, que fue crítico literario de Heraldo de Aragón y sucedió a D. Emilio Alfaro Malumbres, como Director de la Hoja del Lunes. La obra fue impresa en los talleres de Heraldo de Aragón, en 1963, por los hijos de D. Bonifacio que había fallecido dos años antes. En ella, reunieron una selección de artículos publicados en diferentes medios de comunicación, entre los numerosos que había escrito. La sorpresa que nos ha deparado esta adquisición es que, en el libro, se insertan dos artículos sobre nuestra ciudad, de los que no teníamos noticia.




         Uno de ellos lleva por título “Borja” y es un canto a nuestra ciudad “a la que llegamos cada momento”, lo que demuestra que la visitaba con frecuencia. En él hace alusión a los antiguos artesanos: “El sillero de la plaza de Santa María, artesano del siglo XV, que trabaja con su mujer y su chico, y produce sillas por docenas”, pero también al botero y la carretería que, posiblemente, eran los establecimientos situados en la calle Moncayo.

         Destaca la producción agrícola, centrada en la vid y en el olivar pero, aún señala, que “se cultiva el cáñamo y lino”. Pero, con un sentido profético, habla de las industrias que se van construyendo, de manera que “Borja empieza a ser una ciudad industrial, como lo fue agrícola”. Ciudad bella y noble, de la que destaca sus posibilidades como “ciudad de Turismo”. Algún día tendremos que reunir todos los artículos en los que, diferentes autores, han hablado de nuestra ciudad. Ya lo sugirió el Prof. Calvo Carilla, pero habría que completar su trabajo.



    


         El otro artículo se titula “El Santuario” y en él ofrece su visión de nuestro Santuario de Misericordia en el que confiesa que pasaba el verano, año tras año. Es muy curiosa su afirmación de que fueron los borjanos quienes, en el siglo XIX, crearon el “fin de semana”, “que ahora es moda en Europa y España”, al subir al Santuario los sábados y domingos, en busca de un ambiente en el que “las moscas y el calor no existen”, así como a beber de las aguas de sus fuentes.

         D. Bonifacio conoció la repoblación de la Muela Alta y recuerda a algunos de los pioneros del lugar como D. Manuel Lorente Atienza, D. Miguel Andía, la familia Sancho o D. Baltasar González, “que lo descubrió en su aspectos más bellos con la maestría de sus pinceles”.




         Hace alusión también a una gran garita de madera que se construyó en la plaza, regentada por el Sr. Ruete, un viejo andarín, regresado de América. Había dos o tres mesas de madera y un puchero que hacía de cafetera exprés. Es posible que esa garita fuera la de esta imagen que, en su momento, nos facilitó D. Fernando Castellot, aunque para entonces tenía ya más empaque, un número superior de mesas y se rotulaba “Bar Restaurante Sanmartín”.
         D. Bonifacio canta las excelencias del Santuario que ha visto crecer y del que espera un gran futuro como destino turístico ya que, según afirma fue “el más popular, más encantador y más honesto rincón de la montaña aragonesa”.

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