Cuando
hace unos días anunciamos la celebración de la Semana Cultural de Gallur que
lleva el nombre de Bonifacio García Menéndez (1899-1961), manifestábamos
nuestro propósito de reunir las obras de este personaje que, como empleado de
la azucarera de Gallur, residió muchos años en esa localidad.
Nos ha
llegado ya el primer libro que hemos conseguido, se trata del que lleva por
título Cartas a mis lares, prologado
por D. Pablo Cistué de Castro, VI barón de la Menglana, que fue crítico
literario de Heraldo de Aragón y
sucedió a D. Emilio Alfaro Malumbres, como Director de la Hoja del Lunes. La obra fue impresa en los talleres de Heraldo de
Aragón, en 1963, por los hijos de D. Bonifacio que había fallecido dos años
antes. En ella, reunieron una selección de artículos publicados en diferentes
medios de comunicación, entre los numerosos que había escrito. La sorpresa que
nos ha deparado esta adquisición es que, en el libro, se insertan dos artículos
sobre nuestra ciudad, de los que no teníamos noticia.
Uno de
ellos lleva por título “Borja” y es un canto a nuestra ciudad “a la que
llegamos cada momento”, lo que demuestra que la visitaba con frecuencia. En él
hace alusión a los antiguos artesanos: “El sillero de la plaza de Santa María, artesano
del siglo XV, que trabaja con su mujer y su chico, y produce sillas por docenas”,
pero también al botero y la carretería que, posiblemente, eran los
establecimientos situados en la calle Moncayo.
Destaca
la producción agrícola, centrada en la vid y en el olivar pero, aún señala, que
“se cultiva el cáñamo y lino”. Pero, con un sentido profético, habla de las
industrias que se van construyendo, de manera que “Borja empieza a ser una
ciudad industrial, como lo fue agrícola”. Ciudad bella y noble, de la que
destaca sus posibilidades como “ciudad de Turismo”. Algún día tendremos que
reunir todos los artículos en los que, diferentes autores, han hablado de
nuestra ciudad. Ya lo sugirió el Prof. Calvo Carilla, pero habría que completar
su trabajo.
El
otro artículo se titula “El Santuario” y en él ofrece su visión de nuestro
Santuario de Misericordia en el que confiesa que pasaba el verano, año tras
año. Es muy curiosa su afirmación de que fueron los borjanos quienes, en el
siglo XIX, crearon el “fin de semana”, “que ahora es moda en Europa y España”,
al subir al Santuario los sábados y domingos, en busca de un ambiente en el que
“las moscas y el calor no existen”, así como a beber de las aguas de sus
fuentes.
D.
Bonifacio conoció la repoblación de la Muela Alta y recuerda a algunos de los
pioneros del lugar como D. Manuel Lorente Atienza, D. Miguel Andía, la familia
Sancho o D. Baltasar González, “que lo descubrió en su aspectos más bellos con
la maestría de sus pinceles”.
Hace
alusión también a una gran garita de madera que se construyó en la plaza, regentada
por el Sr. Ruete, un viejo andarín, regresado de América. Había dos o tres
mesas de madera y un puchero que hacía de cafetera exprés. Es posible que esa
garita fuera la de esta imagen que, en su momento, nos facilitó D. Fernando
Castellot, aunque para entonces tenía ya más empaque, un número superior de
mesas y se rotulaba “Bar Restaurante Sanmartín”.
D.
Bonifacio canta las excelencias del Santuario que ha visto crecer y del que
espera un gran futuro como destino turístico ya que, según afirma fue “el más
popular, más encantador y más honesto rincón de la montaña aragonesa”.
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