Estamos
finalizando esta serie de reportajes dedicados al patrimonio arquitectónico de
las localidades de nuestra zona y, siguiendo el orden alfabético, nos detenemos
hoy en Talamantes un municipio enclavado en un lugar de gran belleza natural
que se recupera del devastador incendio que padeció hace unos años. Su caserío
se agolpa a los pies del castillo, aunque hubo otros dos en las peñas de
Herrera que dominan el valle.
Por
Orden de 17 de abril de 2006, el castillo de Talamantes fue declarado Bien de
Interés Cultural, en la categoría de monumentos. Lo era ya con carácter
genérico, pero en esa fecha fue singularizado junto con más de 500 elementos de
arquitectura militar en Aragón.
Es un
castillo de planta alargada, que se adapta a las características del terreno.
Construido en mampostería, tiene un torreón de planta rectangular en el extremo
orientado al Moncayo. De él salían dos muros que confluían en el otro lado. El
que da a al valle se ha perdido pero se conserva el otro, en el centro del cual
existe otro torreón rectangular, de menor tamaño. A la vista de esta imagen
pudiera dar la impresión de que el castillo, por cierto de propiedad
particular, se conserva prácticamente intacto.
Pero no
es así ya que, desde antiguo, todo el lienzo que da sobre la población se
derrumbó. Es probable que en él hubiera otro torreón como en el del otro lado.
En estas imágenes se aprecia muy bien el gran torreón cuadrangular, ahora
desmochado, que protegía al castillo por su punto más débil, la cresta de la
cima en la que se asienta.
Otro
monumento importante es la iglesia parroquial de San Pedro que no goza de
protección específica, aunque la merecería, especialmente por los hallazgos
aparecidos durante sus obras de restauración.
Porque
el estado del templo era muy diferente al actual. Es un edificio que, en el
siglo XVI, sufrió una importante transformación, por causas que se desconocen, siendo
elevados sus muros y sustituida la cubierta por una bóveda de crucería
estrellada. Fue entonces cuando se cambió su orientación, dado que el acceso
original estaba por la actual cabecera, abriéndose el nuevo por los pies,
protegido por un pequeño atrio o porche.
En
esta secuencia de imágenes puede verse lo acaecido con su pequeña torre que, supuestamente,
amenazaba ruina y, en lugar de restaurarla como abogábamos entonces se optó por
derribarla. Durante varios años sus restos, permanecieron cubiertos con un
tejadillo, hasta que el arquitecto D. Miguel Ángel Bordejé proyectó la actual
que se asemeja a la antigua, aunque es de nueva construcción.
La
iglesia fue objeto de una completa restauración, en el transcurso de la cual
apareció a los pies del edificio (antigua cabecera) un interesante conjunto de
pinturas murales, entre las que destaca una representación del Juicio Final,
con San Miguel pesando las almas. Había sido picado para enlucirlo y su
recuperación, que merece la pena, está todavía pendiente.
Sin
embargo, el resto del templo presenta un excelente aspecto, a pesar de que
algunos de sus retablos fueron desmontados. Tenemos pendiente la publicación de
su inventario, proyecto que pretendemos retomar próximamente, junto con el
resto del patrimonio artístico religioso de la localidad.
Dentro
de ese conjunto un monumento de gran interés es la ermita de San Miguel,
enclavada en la desembocadura del barranco de Valdetreviño. Los más ancianos
recordamos el gran olmo que se llevó la grafiosis. Siguen los cipreses y, por
lo menos, la ermita ha sido objeto de especial atención por parte de los
vecinos de Talamantes, dado que San Miguel es el Patrón de la localidad.
Es un
monumento medieval, con su ábside semicircular y bóveda de horno. La nave se
cubre con tejado a doble vertiente soportado por arcos fajones apuntados. Tanto
el interior como el exterior fueron acondicionados, aunque quedan pendientes
algunos aspectos, como el de la eliminación de la antigua sacristía que afea al
conjunto.
Como
en muchas localidades, también se ha restaurado el antiguo lavadero, así como
su entorno, discurriendo el acceso por un paraje muy bonito.
El
interior, con las pilas protegidas por un vallado de madera, se han dispuesto
una serie de paneles, como Centro de Interpretación del Parque Natural Dehesa
del Moncayo que engloba también a Talamantes. Existen otros en Añón y Calcena,
así como en Agramonte.
Queremos
también mencionar los dos puentes medievales existentes en el barranco de
Valdetreviño, por los que discurre el camino que conduce a la ermita de San
Miguel. Este es el aspecto original que presentaban. Fueron modificados y no
queremos ofrecer imágenes actuales, a la espera de que vuelvan a ser
restaurados.
Finalizamos
con esta fotografía de una piedra armera correspondiente a un comendador de la
Orden de San Juan de Jerusalén que está en la fachada de un edificio existente
a la entrada de la población. La Orden fue propietaria del municipio que era
cabecera, junto con Añón, de una encomienda, constituyendo uno de los pocos
ejemplos de encomienda dúplice, dado que se formó por la unión de una
encomienda originalmente hospitalaria, con otra templaria.
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