domingo, 17 de enero de 2021

Cuando las concepcionistas de Borja se arruinaron

         No fue hasta diciembre de 1922 cuando la noticia se difundió por Borja: La comunidad de religiosas concepcionistas estaba completamente arruinada y en una situación muy precaria. Sin embargo, el problema se había suscitado dos meses antes. ¿Qué había ocurrido?


         El 2 de octubre de ese año un juzgado de Zaragoza había declarado oficialmente la quiebra de la “Casa de Hijos de Félix Repollés”, una pequeña banca privada o más bien lo que hoy llamaríamos un chiringuito financiero que captaba sus recursos entre personas e instituciones vinculadas a la Iglesia. No eran muchos pero un número importante de los 200 perjudicados eran de las comarcas de Borja y Tarazona.

         Entonces, una quiebra como ésta, con un pasivo superior a los tres millones de pesetas, significaba la pérdida total de los fondos depositados en la entidad afectada, algo terrible para los pensionistas del clero y comunidades religiosas que se vieron involucradas en este caso.

         Las concepcionistas de Borja perdieron 80.000 pesetas, todo lo que tenían; las clarisas de Tauste otras 80.000 y el obispo de Tarazona 136.000 pesetas. Pero la quiebra afectó también a particulares como D. Pablo Molinos de Magallón que perdió 36.000 pesetas o D. Román Cisneros, de Tarazona, 50.000.

         Al día siguiente, el gerente de la entidad, Fernando Sola, fue detenido acusado de estafa, pero ello no podía paliar el daño ocasionado que, en el caso de las religiosas de Borja, llegó a dejarles en completa indigencia.


         Ante esta situación, se constituyó una Junta para tratar de ayudar al convento borjano y el 8 de diciembre fue distribuida una circular dando noticia de lo ocurrido y pidiendo fondos para ayudarles a sobrevivir. La firmaban los párrocos de Santa María y San Bartolomé D. Protasio Gracia y D. Manuel Peiró; el Alcalde D. Rodolfo Araus; D!. Carmen Elorriaga, viuda de Ferrández; Dª. María Balaguer, viuda de Durango; Dª Asunción Pomares de Sierra y Dª. María Nogués de Ojeda.

         La suscripción popular fue encabezada por el Obispo de Tarazona con 1.000 pesetas; D. Protasio Gracia aportó 200 y D. Manuel Peiró 100, la misma cantidad que el marqués de Castejón, el marqués de Olaso y los cartujos de Tarragona, por citar sólo a algunos de los primeros donantes.

         El periódico Ecos del Moncayo fue publicando en días sucesivos las relaciones de cantidades recaudadas que, en total, ascendieron a 6.361 pesetas, muy por debajo de las pérdidas sufridas. Las religiosas aceptaron con gran entereza el revés y agradecieron las muestras de apoyo recibidas, poniendo en manos de la Providencia su futuro.




 

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