Nos hemos quedado sin ascensor

 

         Las consecuencias de la inundación sufrida en la Casa de Aguilar tras la rotura en la plaza contigua de una cañería, cuando se intentaba reparar una fuga, han sido mucho mayores de lo inicialmente previsto ya que, junto con los daños ocasionados en los sótanos de la Casa, el ascensor ha quedado destruido.

         Los técnicos que han venido a revisarlo, dado que desde el primer momento quedó bloqueado, nos han comunicado que es preciso cambiar toda la maquinaria dado que está inservible por efecto del agua que llenó el foso donde se encuentra.

         Cambiar la maquinaria puede representar un coste cercano a los 6.000 Euros pero lo peor es la sugerencia de reemplazar todo el ascensor. La decisión corresponde a la Diputación Provincial, propietaria del edificio, que además debería ser quien exigiera las responsabilidades oportunas.

         Pero, mientras tanto nos hemos quedado sin ascensor y, probablemente, por mucho tiempo. Ello constituye un serio contratiempo que afecta, en primer lugar, a las personas con limitaciones físicas pero, también, para el normal funcionamiento de nuestras instalaciones y esto sí que es un grave inconveniente.

         Porque diariamente llegan paquetes y cajas con libros, revistas y otros efectos que hay que catalogar y colocar en los lugares correspondientes (otro problema es la falta de espacio que estamos padeciendo desde hace tiempo). Y para el movimiento de todo ello se necesita el ascensor.

         Porque pretender que los que aquí estamos podamos subir y bajarlos por esta escalera es algo inviable. De ahí que, para no paralizar nuestra actividad, hayamos tomado la decisión de instalar en lo alto una de esas pequeñas grúas que se utilizan en construcción. Esperemos que funcione.

         Nos hubiera gustado que, en estos momentos de graves dificultades, se hubieran interesado por nosotros quien, en nuestra opinión, deberían haberlo hecho pero, probablemente, eso es pedir demasiado. Esperemos que la institución propietaria de la casa asuma con rapidez las reparaciones necesarias, al margen de depurar las responsabilidades derivadas de los hechos y, por consiguiente, de los daños ocasionados.