jueves, 21 de enero de 2021

La construcción de algunos edificios de la calle Nueva

         La segunda mitad del siglo XIX fue pródiga en proyectos urbanísticos que pretendían mejorar el aspecto urbano de Borja. A ellos dedicamos un artículo en el nº 5 de Cuadernos de Estudios Borjanos, publicado en 1980. Entre esos proyectos, comentábamos la apertura de la calle Nueva cuyas obras se iniciaron en 1864, para finalizar al año siguiente.


         En el archivo municipal se conserva este plano de la situación de la zona antes de la apertura de la calle que se trazó por el espacio que ocupaba la iglesia del antiguo convento de agustinos (en el plano señalada en rojo). Al otro lado se encontraba la actual calle de Goya (entonces de Alberites) de donde salía un pequeño callejón (marcado con una flecha verde).


         Pero, durante mucho tiempo la calle que primero se llamó “Nueva” y más tarde “Don Alfonso” y “General Franco” para recobrar el de “Nueva” cuando ya no lo era, fue un espacio sin casas, un mero proyecto de futuro que tardó en cobrar forma. En la imagen aparece el gran edificio, ahora en situación de abandono, que hace esquina con la calle de Goya.


         Fue promovido por D. Luis Murillo, constituyendo una de las mayores obras acometidas en su momento. En julio de 1920 se cubrieron aguas y, con este motivo, el propietario ofreció una gran fiesta en el Santuario de Misericordia. Por lo tanto, la terminación de las obras tendría lugar algunos meses después.


         A diferencia de lo ocurrido con la iglesia, el edificio del convento (flecha verde) se mantuvo mucho más tiempo, siendo utilizado como cárcel y dependencias municipales. En su segundo piso se instaló la oficina de telégrafos.

         Hemos elegido esta postal porque, sobre la fuente, aparece un extraño armatoste de iluminación que siempre nos había sorprendido. ¿A quién se le habría ocurrido colocarlo en ese lugar? Pues acabamos de encontrarlo que su “inauguración” tuvo lugar con ocasión de la Feria de Septiembre de 1924.

         Y lo curioso fue los grandes elogios dedicados al “artístico” aparato de luz eléctrica, dotado con cinco magníficas lámparas de 200 bujías que irradiaban su potente luz por toda la plaza e iluminaban la fuente. Parece increíble que los vecinos lo recibieran con agrado y la prensa lo aplaudiera sin reservas.



         No fue hasta 1947 cuando se procedió a derribar ese histórico edificio y en el solar resultante la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja levanto su sede, con la sucursal en la planta baja y tres pisos de viviendas, una de ellas para el director.


         Pero, en el resto del solar que se prolonga por la calle Nueva tan solo se construyeron, por el momento, unos “almacenes” que, poco a poco, se fueron transformando en establecimientos comerciales. Sin embargo el proyecto de edificar nuevas viviendas sobre ellos nunca se llevó a cabo y, por esa razón, todo un lateral de la calle presenta esa extraña “brecha”.









 

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