miércoles, 27 de enero de 2021

Cuento del carnicero y el abogado

 

         Ayer estuvimos fuera de Borja, sin tiempo para grandes investigaciones, por lo que hemos querido dar a conocer un cuentecillo que publicó en Lauro el recordado Jesús Martín Martínez, que firmaba con el seudónimo de “El barón de Jausarás”. Lo relataba con un hecho realmente acaecido, situando la escena en la calle de las Carnicerías, ahora de Alfaro Malumbres, donde sigue habiendo una.


         En dicha calle residía un abogado que tenía un perro al que, con demasiada frecuencia, dejaba suelto lo que aprovechaba para introducirse en alguno de los establecimientos cercanos y llevarse, en un descuido de sus dueños, desde un trozo de carne a una ristra de salchichas.


         Nadie se atrevía a reclamar al prestigioso abogado hasta que uno de los carniceros, harto de las fechorías del perro, decidió afrontar el problema y pidió cita en su despacho.

         “Vengo a solicitarle consejo”, le dijo al letrado. “Si el perro de un vecino me roba un buen trozo de carne. ¿Tengo derecho a reclamar su pago al propietario?” le planteó.


         “Evidentemente. El dueño del perro tiene la obligación de resarcirle del daño ocasionado”, respondió el abogado, lo que produjo la lógica satisfacción en el carnicero que veía recompensada su astucia e inmediatamente le replicó: “En ese caso, como el perro es suyo, deberá pagarme los cuatro reales que importa la carne robada”.

         “No hay ningún problema y, además me fio de tu palabra y no te exijo pruebas. Aquí tienes tus cuatro reales”. No cabía de gozo el carnicero y ya se disponía a retirarse, recogiendo el dinero cuando escuchó: “Lo que ocurre es que como has venido a consultarme y el precio mínimo de una consulta en mi despacho son doce reales, haz el favor de depositar, antes de irte, los ocho reales de diferencia”.




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