A finales de la década de los años 80 del pasado siglo, una de las colecciones de fotografías que se presentaron a nuestro concurso fotográfico reflejaba las distintas obras que, en aquellos momentos, estaba llevando a cabo el Ayuntamiento de Borja o acababan de finalizar.
Junto con el edificio de la calle de
San Bartolomé, mostraba las de la transformación de la antigua iglesia de Santo
Domingo en Auditorio Municipal; la restauración de la fachada del hospital
(antiguo convento de capuchinos) que fue pintada de rojo (el amarillo vino
después); o la de la Casa Consistorial y la remodelación de la plaza de España.
Todas estas obras fueron acometidas siendo
Alcalde D. Luis María Garriga y arquitecto municipal D. Carlos Bressel
Echeverría, aunque los proyectos fueron también firmados por otros arquitectos,
entre ellos el que sería su sucesor.
A una de esas obras queremos referirnos
especialmente hoy, la del edificio situado en la calle de San Bartolomé que,
como muestra el cartel que se instaló en su fachada se pretendía dedicar a
Museo Arqueológico. Las obras enmarcadas en los Planes de Rehabilitación de la
Diputación Provincial de Zaragoza se iniciaron en 1985, según un proyecto de
los arquitectos D. Carlos Bressel Echevarría, D. Carlos García Toledo y D.
Javier Peña Gonzalvo, finalizando en 1987.
Aunque, a través del arco de la
Planilla, que también fue restaurado, se pretendía ampliar el edificio con esa
casa, ahora hundida, con un bonito arco de entrada, se constató que no había
espacio suficiente para instalar allí las colecciones arqueológicas del Centro
y las de los particulares que las cedieron (porque ninguna era de propiedad
municipal), por lo que se decidió transformarlo en Museo Etnológico.
A tal efecto se redactó un proyecto museográfico y se
iniciaron los trabajos de instalación por parte del Centro, siendo Mr. Nick
Wattson el encargado de ejecutarlos. Al mismo tiempo se llevó a cabo una intensa
labor de recopilación de materiales, cedidos por muchos particulares que se
fueron depositando en el museo.
Hace poco más de una semana Nick ha
hecho entrega al Centro de todos sus dibujos y de la documentación utilizada
para la instalación del museo que iba ya muy avanzada cuando el ayuntamiento
canceló unilateralmente el proyecto, para dar otro uso al edificio.
Lo más desagradable para nosotros resultó ser el que todas
las piezas fueron “encerradas” en la cueva existente en la planta baja, de
donde pudimos recuperarlas mucho más tarde en deplorable estado algunas de
ellas por efecto de la humedad.
El edificio que suele ser considerado la muestra más antigua de la arquitectura civil en nuestra ciudad, fue convertido en lugar de exposiciones temporales, con el nombre de “Museo de San Bartolomé”.
Como ya comentamos, el nombre de “Baltasar González” se le dio en 2011, con ocasión del CL aniversario del nacimiento del ilustre pintor borjano, aunque ni entonces ni antes pudo ser considerado un museo, sino un espacio para exposiciones temporales.
Han sido muchas las instaladas en las
salas de sus dos plantas en las que ha ido cambiando el color de sus paredes, desde
hace algún tiempo rojas y verdes. Cuando, en 2008, se mostró en Borja una
importante exposición de Arte Sacro del Alentejo, sus responsables eligieron
como lugares para ubicarla el Museo de la Colegiata, el Arqueológico y la Casa
de Aguilar, desechando éste pues hubiera resultado llamativo colocar las piezas
sobre los colores de la bandera portuguesa.
Pero también ha sido utilizada, en ocasiones,
la “mazmorra” donde fueron confinadas las piezas etnológicas que sólo pudimos
rescatar con la intervención de la Cruz Roja. Todo ello hasta que se produjo un
desprendimiento, dada la labilidad de la peña “roya” en la que está excavada.
Aprovechando su nueva denominación, nuestro
Centro elaboró un proyecto museográfico para convertirlo definitivamente en
Museo “Baltasar González”. Contando con el asesoramiento del Dr. D. Juan Carlos
Martínez Calahorra, el mejor conocedor de su obra, se seleccionaron los lienzos
y materiales que iban a ser expuestos y el texto de los paneles explicativos.
Se iba a recrear el estudio de artista y también se iban a mostrar obras de
otro gran pintor coetáneo de D. Baltasar, el magistrado D. José Ángel Gómez
Alarcón con el que llegó a pintar, aunque la técnica y el estilo de ambos
difería notablemente.
Muchas de las obras estaban en Borja y
el entonces Director del Museo de Zaragoza D. Miguel Beltrán Lloris se mostró
favorable a ceder otras de sus fondos para completar el recorrido previsto.
Pero, el tiempo fue pasando y no llegó
a concretarse la realización de tan atractivo proyecto. La noticia de que ahora
se retoma nos llena de satisfacción, aunque en esta ocasión el Centro no haya
sido consultado ni tenido en consideración, como viene siendo habitual, incluso
en aquellos casos de reordenación de otros museos, donde todos los materiales y
el discurso expositivo era nuestro.
En este sentido cabe recordar que los
museos de Borja surgieron por acuerdo entre varias partes. Así, por ejemplo, en
el de la Colegiata las obras son de la Iglesia, en su casi totalidad y el proyecto
del Centro, aunque el Ayuntamiento cedió el edificio restaurado que lo acoge y
se encargó de la gestión para lo que fue creada una comisión mixta que se reunía
anualmente. En el caso del Museo Arqueológico, las piezas y el proyecto son del
Centro de Estudios Borjanos que aportó también muchos materiales para
instalación. El Ayuntamiento aportó, como en el caso anterior, el precioso edificio
y su gestión, financiando también, entre otras cosas, las vitrinas y diversos detalles,
como la maqueta que se expone en la cabecera del templo. Desde entonces, nunca
se había cuestionado la participación del Centro a la hora de incorporar nuevas
piezas, renovar las existentes o contribuir a los trabajos de los
investigadores que hasta aquí llegaban para estudiar sus contenidos.
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