Como cada año, la Ronda del Roscón llegó a la Casa de Aguilar, desde cuyo balcón central lanzamos dos roscones. En esta ocasión, la encargada de este delicado cometido fue María Ángeles Martínez, ataviada con el traje regional.
Para quienes no son de Borja, queremos
explicarle en qué consiste esta bonita tradición de la ronda que, en la víspera
del día de San Jorge (este año hubo que aplazarla por la lluvia), recorre las
calles de la ciudad.
Al frente de ella marcha una persona provista
de una larga pértiga o caña en la que, desde los balcones y ventanas se ensartan
los roscones que les van lanzando. Poco a poco, la cesta se va llenando con estas
piezas de bollería que luego se repartirán entre conventos y establecimientos
benéficos.
Todo ello, acompañado por gran número
de personas, la rondalla y los miembros de la Escuela Municipal de Folclore
pues, en realidad, la protagonista de la ronda es siempre la Jota.
Un bonito espectáculo y unas imágenes
que nos recordaban algún cuadro costumbrista de D. Baltasar González, aunque en
lugar de la plaza de las Canales fuera la de Aguilar y “La riña” (título del
cuadro) fuera sustituida por el espíritu de concordia entre los participantes.
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