En 2014, nuestro Presidente publicó la obra Crímenes ejemplares (en el entorno de Borja), en la que reunió una serie de sucesos que, en su momento, conmocionaron a la sociedad borjana. Algunos de ellos eran prácticamente desconocidos, mientras que en otros casos pudo aclarar la realidad de lo ocurrido frente a las leyendas que les habían acompañado, como sucedía con el asesinato del heredero de la Casa de las Conchas.
Entre esos crímenes ocupaba un lugar
destacado el protagonizado por el célebre “Carica”, por haber sido el último
reo ejecutado públicamente en nuestra ciudad, tras haber dado muerte a su cuñada
y su marido en la cuesta del Sepulcro, lugar en el que se llevó a cabo la
ejecución el 4 de marzo de 1874, con asistencia de un increíble número de
personas, llegadas desde localidades muy alejadas. Uno de esos espectadores era
un niño, que de la mano de su abuelo, vino andando desde Calcena y al que,
siendo ya muy mayor, llegamos a conocer comprobando que mantenía vivo el
recuerdo de aquel acontecimiento a pesar de haberlo presenciado con muy corta
edad.
Lo que no podía imaginarse nuestro
Presidente es que la ejecución del asesino iba a servir de inspiración para la
creación de un “Pastel de carrillera” en el grado de Cocina del Instituto de
Borja, como muestra el anuncio distribuido.
Lo que ocurre es que tan sugerente plato,
digno de figurar en una antología del “Aragón Negro”, va decorado con lo que
parece representar el nudo de una soga. Tendría sentido si “Carica” hubiera
sido ahorcado, pero la ejecución se llevó a cabo por el procedimiento del
garrote vil, consistente en un aro metálico que se coloca en torno al cuello
del reo, sentado en una silla, que lleva por la parte trasera un tornillo que
al ser girado por el verdugo ocasiona la muerte por rotura de la zona cervical
con corte de la médula. Con estos datos, los alumnos podrían elaborar también
otro plato o postre, en el que no faltase una silla caramelizada.
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