En la iglesia de San Bartolomé de Borja se venera
esta imagen de Cristo Crucificado, procedente del antiguo convento de agustinos
recoletos de la misma ciudad, de la que queremos recordar las circunstancias
por la que terminó en este templo.
El
último prior del convento de agustinos, fray Manuel Gutiérrez, antes de
abandonar Borja tras la Desamortización, decidió depositarlo en la casa de la
plaza del Mercado, nº 8, propiedad de la familia Rodrigo, para que lo
conservaran en su poder, con toda devoción y cuidado, transmitiéndola de padres
a hijos con la salvedad de que, si los religiosos volvieran a establecerse en
nuestra ciudad, retornara a su poder.
El
2 de noviembre de 1902, D. Antonio Rodrigo Giménez legó por testamento otorgado
ante el notario de Borja D. Pablo Molinos, la propiedad de dicha casa, con
mención expresa a la imagen que en ella se conservaba, a su nieta Dª María
Nogués y Rodrigo, aunque manteniendo el usufructo, mientras viviera, su hijo D.
Fernando Rodrigo.
En
el periódico local Ecos del Moncayo,
de 14 de septiembre de 1919, se incluye una reseña firmada por D. Julio Aragón,
en la que se da cuenta del acto del traslado de la imagen a la iglesia de San
Bartolomé, presidido por D. Vicente Casanova y Marzol, entonces obispo de
Almería. La imagen salió de la casa de Dª Vicenta Almau, viuda del citado D.
Antonio Rodrigo, sita en la calle Carnicerías (ahora Alfaro Malumbres). Una vez
en San Bartolomé, la imagen fue colocada en “el retablo que ha de servirle de
altar y que, por razones de tiempo, no pudo hacerse más amplio de Arte”. El
retablo fue donado por Dª Vicenta Almau, como se hace constar en la crónica, la
cual reunió en su casa “a cuantos habían tomado parte en la ceremonia, siendo
obsequiados con un exquisito desayuno, haciendo los honores D. Lorenzo Nogués,
popular concejal e inteligente procurador”.
La
imagen, cuyo autor no conocemos, por el momento, fue realizada a mediados del
siglo XVII. El historiador D. Alberto Aguilera Hernández ha localizado la
capitulación del dorado del retablo, realizado por Francisco Navarro entre 1664 y 1665 y, asimismo, ha llamado la atención sobre
las posibles semejanzas existentes con otros Cristos existentes en nuestra zona
que, en estos momentos, está estudiando con el rigor que le caracteriza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario