El
pasado mes de agosto recibimos en nuestro Centro la visita del Prof. Zambyl
Artykbayev, Profesor de Ciencias Históricas de la Universidad Nacional
“Eurasia” de la República de Kazakstan, acompañado por su hija Akbote, tal como
informamos en su momento.
A
pesar de las dificultades de comunicación dado que únicamente hablaba su
idioma, nos sorprendió al afirmar que los topónimos “Aragón” y “Borja”
procedían de su país, donde denominaban a un clan y a un subclan que, en un
momento determinado, habían avanzado desde esas lejanas tierras para
establecerse en la península ibérica y en concreto en Aragón. Creímos entender
que esa migración se había producido en el siglo IV de nuestra era, lo que nos
pareció inverosímil, dado que no conocíamos ningún testimonio de lo que, sin
duda, tuvo que ser un hecho relevante.
No
obstante, en el último número de la revista de divulgación Historia de Iberia Vieja acabamos de encontrar la noticia de un
estudio publicado en la New Scientist y realizado por científicos de la
universidad de Harvard, con los que ha colaborado el biólogo español Carles
Lazueza-Fox, en el que afirman que hace 4.500 años la península ibérica fue
ocupada por jinetes caucásicos que desde Mongolia avanzaron hasta aquí,
provocando el exterminio de la mayor parte de los hombres que ocupaban nuestras
tierras.
Corroborando
esa hipótesis genetistas de la universidad de Cambridge, junto con especialistas
del Trinity College de Dublín, han podido constatar, tras el análisis de los
restos de 14 personas encontradas en yacimientos de Portugal, que presentan
rasgos genéticos coincidentes con poblaciones de esa procedencia. Actualmente,
se cree que nuestra península fue colonizada por gentes del este del continente
en dos ocasiones: hace unos 8.000 años, por vez primera, y hace 4.500 por
segunda vez.
Lógicamente
ello no quiere decir que la teoría del Prof. Artykbayev puede ser asumida
completamente, entre otras razones porque para ello tendríamos que conocerla en
su totalidad y, especialmente, contextualizarla en la época a la que realmente
se refiere, cosa que no hemos podido constatar. Lo único que aquí queremos
señalar es que parece demostrarse la llegada de individuos, procedentes de las
estepas asiáticas, hasta nuestra tierra en varias ocasiones.
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