lunes, 12 de noviembre de 2018

Continuamos informando sobre las obras de Gañarul


         Pedro Domínguez Barrios está siguiendo con interés la evolución de las obras de restauración de la ermita de Gañarul, en Agón, y semanalmente nos informa de la situación en la que se encuentran.

         Ya en el artículo anterior comentamos que una de las sorpresas de la obra fue encontrar los plementos de la bóveda de la cabecera tabicados “a la catalana”. Pero ahora se ha podido constatar que dicha bóveda sólo tiene una hoja de ladrillo y no dos, como corresponde a ese tipo. Además, en su realización se utilizaron ladrillos aplantillados con moldura a triple bocel o baquetón pertenecientes a los arcos de la nave, tal como se aprecia perfectamente en esta fotografía (rodeándolos con elipses rojas).





Como es sabido, esa parte de la bóveda y el muro anexo de la fachada suroeste, o de acceso, fueron reconstruidos tras su derrumbe en fecha desconocida. En su reconstrucción fueron utilizados los ladrillos aplantillados, tanto en la nueva bóveda como en el muro, donde aún pueden verse.





La parte del muro testero de cal y canto que apareció por encima de la bóveda, se ha desmontado para librar a esta de una carga inútil, y se mantendrá como testigo su presencia en la fachada noreste, al igual que en la suroeste. Ya comentamos que se trata del muro que cerraba la ermita cuando esta era de dos tramos.




Las bóvedas del tramo central y tercero, han sido ya encamisadas con mortero de cal bicomponente armado con malla plástica, la llamada “camisa”, que es una segunda bóveda superpuesta a la auténtica que acuña y fija a ésta, según puede apreciarse por la uniformidad de su trasdós en las fotografías.



En el zuncho perimetral de hormigón se han colocado los tensores de acero inoxidable que absorberán posibles movimientos, como puede verse en esta fotografía en la que también se aprecia esa “camisa” colocada sobre la bóveda original.




         La reconstrucción, tanto la cabecera como el hastial de los pies de la nave, están muy avanzadas. La cabecera prácticamente terminada y en el muro de los pies se han rehecho las dos espadañas superpuestas que tenía.




         A algunos les sorprenderá esta disposición pero es la que había, como se observa en esta fotografía de hace casi 17 años, en la que se ve la espadaña superior desmochada y la inferior cegada, por lo que daba la impresión de que sólo había una, sobresaliendo por encima del tejado.

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