Acababan de sonar las doce del mediodía en el reloj de la Casa Consistorial, un poco adelantado, cuando los tambores, bombos y timbales de la cofradía de San Juan Evangelista y los de la Agrupación de San Sebastián y la Verónica comenzaron a sonar, dando inicio a un nuevo acto de la Semana Santa borjana.
Era la primera vez que, bajo el lema “Conmemoración
del Día del Amor Fraterno” se unían las dos agrupaciones para, con sus
estandartes al frente y con sus miembros entremezclados, dieran ejemplo de perfecta
sintonía en ese día de Jueves Santo en el que la Iglesia recuerda el mandato de
Cristo en la Última Cena.
Desde el balcón central de la Casa
Consistorial, Raúl Rivarés dirigió unas palabras a los asistentes, destacando
el sentido de este acto, concebido hace algún tiempo pero que, por causa de la pandemia,
no había podido materializarse hasta ahora.
Al finalizar, todos juntos emprendieron
el retorno a la colegiata de Santa María, rodeando a la plaza de España, con la
esperanza de que ese sentimiento de unión y fraternidad perdure en el tiempo,
superando épocas pasadas.
Algunas de las fotos de este reportaje
pudimos realizarlas desde uno de los pocos balcones abiertos a la plaza porque,
como comentaban sus propietarios, la mayor parte de los restantes permanecían cerrados
y no por falta de interés, sino porque hemos podido constatar que, en la plaza
como en otros lugares del casco antiguo de Borja, viven ya muy pocas personas.
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