La Salve Galana es la ceremonia con la
que culmina la Semana Santa de Borja, con un hermoso significado. En muchos
lugares, el Domingo de Pascua tienen lugar actos en los que se felicita a la
Virgen por la Resurreción de su Hijo. El descubrir su rostro velado, por medio
de un ángel, suele ser uno de los más bonitos.
En Borja, esa felicitación se manifiesta por medio de la visita a la ermita del Sepulcro donde se cantaba una Salve. En su origen eran niños y jóvenes los que acudían, preferentemente, hasta allí, aunque también lo hacían otras muchas personas en lo que, más que un acto litúrgico, era una manifestación de fervor popular.
Este año también ha tenido lugar, con
asistencia de bastantes personas que, en la mayoría de los casos llegaron andando,
disfrutando del buen tiempo reinante.
La ceremonia fue presidida por el
Vicario Parroquial D. José Miguel Pallás Aragón y consistió en el rezo de unas
preces haciendo uso de unas hojas preparadas al efecto. Algo muy breve que
sorprendió a los presentes porque no se cantó la Salve que, en realidad, era el
objetivo primordial. Por eso, finalizado el acto, algunos entonaron la Salve
Regina, aunque la que se escuchaba aquí era una Salve popular, de alegre ritmo,
que entonaban las voces blancas de la escolanía de Santa María, cuando aún
existía.
La ermita del Sepulcro fue víctima de
varios robos por lo que, para proteger su contenido, la imagen yacente de
Cristo, obra de Gregorio de Mesa realizada en terracota fue llevada al Museo de
la Colegiata, dejando allí una copia de la misma. También se conserva en ese
museo la imagen de la Virgen (de vestir) que se lleva a la ermita cada año para
esta ceremonia. Otras obras de Arte que allí había fueron depositadas en el
convento de la Concepción.
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