Las cuestiones de protocolo fueron siempre causa de conflictos. La ciudad de Borja tenía el derecho de ocupar un bando reservado en la iglesia de Albeta, cuando sus autoridades acudían a las funciones religiosas que se celebraban en ese templo, construido por el Ayuntamiento de Borja, tras la conversión de los moriscos.
El 12 de octubre de 1636,
asistieron a la Misa Solemne que allí se celebró los Jurados Pedro Litago y
Francisco Mañas, ocupando el citado banco. Sin embargo, también se sentó allí
Juan Celaya, por orden de D. Francisco de Gurrea que, en esos momentos, era
señor de media Albeta. Los jurados lo tomaron como grave desacato a su
autoridad, dado que el banco era de uso exclusivo de ellos. Finalmente, el
señor de Gurrea tuvo que disculparse, alegando que había sido mal informado por
los vecinos del barrio (Albeta lo era de Borja, al igual que Maleján).
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