Uno de los personajes más importantes, nacidos en nuestra ciudad, fue D. Vicente Casanova y Marzol que tras ser nombrado obispo de Almería en 1907 y arzobispo de Granada en 1921, fue creado cardenal por el Papa Pío XI, el 30 de marzo de 1925.
Tras la ofensa a la que fue sometida su
memoria, retirando su nombre de la plaza que le había sido dedicada, quedan sus
retratos y las joyas que donó a nuestra Patrona, pero también el monumento erigido
en la Casa de Aguilar, gracias a la generosidad de sus familiares.
Hoy queremos recordar el título asociado a
su condición de cardenal. Como es sabido el colegio cardenalicio se estructura
en tres órdenes: cardenales obispos, cardenales presbíteros y cardenales
diáconos. Al primero pertenecen los que rigen las siete diócesis sufragáneas de
la de Roma o son patriarcas; en el segundo se incluyen los que son titulares de
cualquier otra diócesis de la Cristiandad, mientras que pertenecen al tercero
los que no ejercen jurisdicción episcopal ordinaria.
El cardenal Casanova, fue cardenal
presbítero y, como es habitual, se le asignó el título de una de las iglesias
de Roma. En este caso fue el los Santos Vital, Valeria, Gervasio y Protasio,
con sede en la basílica romana de San Vital.
Es un antiguo título que fue suprimido en
1596, debido al estado de ruina en el que, en aquellos momentos, se encontraba
ese templo. Restituido en 1880, el cardenal Casanova fue el sexto titular de
esta nueva etapa. Desde 1994, lo ostenta el cardenal Adam Joseph Maida,
arzobispo emérito de Detroit, que tiene 94 años.
La basílica de San Vital es un antiguo
templo, construido en el año 400, que está dedicado a ese Santo y a su familia.
Santa Valeria era su esposa y San Gervasio y San Protasio, hijos del
matrimonio. San Vital murió martirizado en Rávena, en el siglo III. Poco
después corrió la misma suerte su mujer y los hijos padecieron el martirio diez
años más tarde.
Aunque el templo más importante, dedicado
a San Vital, es el de Rávena, la basílica romana reviste, igualmente, un gran
interés artístico. Situada en la Vía Nazionale, se accede a ella a través de
una escalinata, al estar semihundida.
De la antigua construcción se conserva el
pórtico, donde aparecen las armas del Papa Sixto IV que lo rehízo en el siglo
XVI.
El interior está decorado con unos magníficos frescos de Agostino Ciampelli en el que se refleja el martirio del Santo. El ábside es otro elemento conservado del primer templo y está decorado con un fresco de Andrea Commodi que representa el camino del Calvario.
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