La casi inagotable colección de obras donadas por el Dr. Aguilera Aragón, a la que hace tiempo no hemos hecho referencia, incluye catálogos de difícil consecución, como el de la exposición Los artistas y Olivetti que tuvo lugar en el desaparecido Museo Español de Arte Contemporáneo, en 1976.
Prologado por
el director de ese museo Carlos Areán, refleja con imágenes a todo color, las
obras que la firma italiana Olivetti presento allí. Todas ellas pertenecían a
la colección Gianni Mattioli, entre las que figuraban importantes artistas de
todos los países de habla española, así como de la nueva vanguardia italiana.
Renzo Zorzi,
Director de Relaciones Culturales, Diseño Industrial y Publicidad de la Sociedad
Olivetti escribe también una introducción, explicando el empeño de su empresa
en establecer una relación entre Arte e Industria.
También son
interesantes los catálogos de determinadas Salas de Arte o Subastas, entre los
que destaca el que la prestigiosa galería Caylus de Madrid publicó en 1992, con
el título El gusto español. Antiguos maestros, como contribución a las
conmemoraciones del V Centenario.
Interesantes
las obras reproducidas, así como sus fichas catalográficas, con detalles
precisos sobre su procedencia. Entre ellas había un autorretrato de Goya,
realizado al parecer en 1795, para ser regalado a la duquesa de Alba, de cuya
colección pasó a D. Tomás de Berganza y sucesores.
Muy diferente
es este catálogo de la subasta realiza por Christie’s en Londrés, en 1992, bajo
el lema Spanish Art, en el que muchas de las piezas procedían del galeón
Nuestra Señora de las Maravillas que formaba parte de la flota que zarpó del
puerto de Cartagena de Indias y se hundió a 70 kilómetros de la costa de las
Bahamas, al encallar en un arrecife tras colisionar con otro de los buques de
la flota. Transportaba unos 5 millones de pesos y otras mercancías, así como alrededor
de 650 personas, de las que sólo se salvaron 45.
El pecio, tras
su descubrimiento, fue saqueado por varios buscatesoros. Uno de ellos fue Herbert
Humfreys, quien, con permiso de las autoridades de Bahamas, buceó en la zona
desde 1988 y hasta principios de los años 90. Fueron sus hallazgos los que
vendió, a través de Christie’s, en la citada subasta.
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