Con la llegada del otoño, han vuelto a florecer los madroños (Arbutus unedo) que hay en la plaza de Nuestra Señora de la Peana. Estos arbustos, de los que sobrevivieron dos de los tres que inicialmente hubo, se encuentran estos días repletos de sus características flores blancas, como campanillas pendientes.
Al mismo tiempo
que las flores, pueden verse también sus frutos, dado que una característica de
esta planta es que coexisten las nuevas flores con los frutos surgidos de las
del año anterior.
Más tarde, conforme se vayan marchitando las flores, los
frutos irán adquiriendo un intenso color rojo, destacando entre las hojas, dado
que es un arbusto de carácter perenne. Son muy apetitosos para los pájaros,
pero también pueden consumirse por las personas, por lo que, en algunos
lugares, los utilizan para elaborar mermeladas o licores, dado que contienen
una cierta cantidad de alcohol, siendo también de uso medicinal.
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