jueves, 19 de julio de 2012

Curso de Patrimonio Cultural Inmaterial en Nájera



            Ayer regresó de Nájera el Presidente del Centro de Estudios Borjanos que se había desplazado hasta esa localidad riojana, en compañía de D. Leandro José Galindo Escolano, para asistir al curso que sobre Patrimonio Cultural Inmaterial había organizado el Instituto del Patrimonio Cultural de España.





            El curso se celebró en la Escuela de Patrimonio Histórico que está ubicada en el claustro alto del monasterio de Santa María la Real de Nájera, adaptado hace algunos años para acoger una serie de actividades formativas de gran interés.




            En el curso han participado representantes de distintas instituciones y entidades vinculadas con el Patrimonio Cultural Inmaterial, un aspecto de nuestro conjunto patrimonial que ha ido adquiriendo especial protagonismo desde la aprobación, en 2003, de una nueva convención de la UNESCO, específicamente destinada a su protección y revalorización.




Entre ellos se encontraban los representantes del Museo de la Cal de Morón y de la última de sus caleras que, recibieron el reconocimiento de la UNESCO en la reunión celebrada en Bali, el pasado año, a la que asistió el Centro de Estudios Borjanos que, como es sabido,  viene participando regularmente en las reuniones convocadas por ese organismo intergubernamental, siendo una de las pocas entidades españolas reconocidas para desempeñar funciones consultivas.





            La estancia en Nájera ha permitido conocer algunos de sus monumentos como el monasterio de San María con su panteón real y su magnífico claustro.




            También se visitaron las bodegas López de Heredia, las más antiguas de la Rioja donde se elaboran vinos de gran calidad como el Viña Tondonia.






            Los participantes en el curso quedaron impresionados por las características de estas bodegas, donde se siguen utilizando los procedimientos tradicionales y en las que destacan los grandes túneles excavados en la roca, en los que tiene lugar el proceso de envejecimiento de los vinos.





            Los días de estancia en Nájera han permitido disfrutar de una ciudad que reúne alicientes tan señalados como sus grandes praderas en torno al río Najerilla, amplios aparcamientos y algo como el silencio que sorprende en estos tiempos en los que predomina el ruido ambiental.




            Si, en su momento, se hubiera dado a estas fachadas que se abren al río el tratamiento adecuado, respetando las características de la arquitectura tradicional, con sus galerías y balconadas, el resultado hubiera sido aún  mucho más espectacular.

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