sábado, 28 de julio de 2012

Los bancos del Parque de San Francisco de Borja



            El trazado del parque de San Francisco de Borja, creado a mediados del siglo XX, se articular en torno a una plaza central en donde fue edificado un kiosko que, en su origen, albergaba una cafetería, en un edificio de estilo racionalista que, probablemente, era una obra de Santiago Lagunas.
            Para esa plaza fueron diseñados unos bancos de los que seis han llegado hasta nuestros días, habiendo desaparecido otros dos, dentro del proceso de deterioro sufrido por este espacio público. Los bancos fueron sufragados por distintas entidades comerciales, todas ellas de Borja, salvo una. Curiosamente, aún subsisten dos en el momento de redactar este artículo, una en nuestra ciudad y otra en Jerez; el resto cesaron en su actividad comercial, por lo que constituyen un interesante testimonio de una época pasada.




            Este es el aspecto de esos seis bancos de granito, dispuestos en semicírculo, de los que desconocemos el nombre de quien los diseñó. El nombre de las razones comerciales que los sufragaron figura, en todos ellos, sobre una banda de motivos vegetales.




Esta era la única casa ajena a Borja. Se trata de la empresa José de Soto, fundada en Jerez de la Frontera en 1888, aunque la familia, procedente de Riaño, había llegado a esa ciudad, en el siglo XVIII. En la actualidad, siguen existiendo estas bodegas con el mismo nombre  de “José de Soto”, integradas en el grupo Garvey. Los distribuidores en Zaragoza de esta marca debieron tener alguna relación con Borja, pues también insertaban anuncios en los Programas de Fiestas.




Industrias DOR fue un grupo empresarial creado por Francisco Domínguez, Nicasio Ortín y Manuel Rivas, en 1941. Contó con una fábrica de Sulfuro de Carbono, situada en el lugar que hoy ocupa la Urbanización Marreque que, anteriormente, había sido propiedad de la Vda. de Lorente y, posteriormente, de Manuel Rivas. El Sulfuro de Carbono era un producto químico utilizado en diferentes procesos industriales, entre ellos la fabricación de seda artificial. La elaboración era muy sencilla pues se basaba en la combustión de azufre en unos hornos alimentados con carbón mineral; el sulfuro en estado gaseoso se licuaba tras el paso por un serpentín. El proceso entrañaba riesgos, pues era altamente tóxico y, además, desprendía unos olores muy molestos. En ese mismo lugar, había una extractora de aceite de orujo, mientras que en la calle Moncayo, donde ahora se encuentra “El Árbol”, se fabricaban jabones y lejías.





            Los almacenes de Ernesto López estaban situados en la calle de Goya y eran unos de los más importantes en la venta de muebles. También disponían de una Sección de Calzados en la que, como hacía constar en su publicidad, se podían encontrar “infinidad de modelos a precios reventados y de gran moda”.




La Cooperativa de Nuestra Señora de la Peana fue fundada a comienzos del siglo XX y tenía su sede en las Cuatro Esquinas, en el edificio que hoy ocupa la CAI. En la planta inferior se encontraba la sección de Ultramarinos, mientras que en la primera había distintas secciones como Mercería, Bisutería, Loza y Cristal. Especial importancia tenía, a finales de año, la sección de Juguetería. Con numerosos socios, la Cope fue durante casi un siglo el comercio más emblemático de Borja.




Mariano Palomar es una empresa que todavía se mantiene. Comenzó produciendo tejas y ladrillos para especializarse, más tarde, en pavimentos. Finalmente fue reestructurada para la distribución de materiales de construcción.




Casa Martínez estaba situada en los bajo de lo que hoy conocemos como edificio “El Mirador”. Era uno de los tres grandes comercios borjanos de este ramo. Los otros eran el de Juan Gracia, en la plaza de Santo Domingo, y el de los Sucesores de Miguel Gracia en la de España.




De Casa Martínez existe una fotografía de mala calidad en la que pueden apreciarse las características del establecimiento que se conservó hasta una época relativamente reciente con sus columnas de hierro fundido.                
               Desconocemos quienes fueron los que sufragaron los dos bancos, supuestamente desaparecidos, ni el destino de los mismos.

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