El
trazado del parque de San Francisco de Borja, creado a mediados del siglo XX,
se articular en torno a una plaza central en donde fue edificado un kiosko que,
en su origen, albergaba una cafetería, en un edificio de estilo racionalista
que, probablemente, era una obra de Santiago Lagunas.
Para
esa plaza fueron diseñados unos bancos de los que seis han llegado hasta
nuestros días, habiendo desaparecido otros dos, dentro del proceso de deterioro
sufrido por este espacio público. Los bancos fueron sufragados por distintas
entidades comerciales, todas ellas de Borja, salvo una. Curiosamente, aún
subsisten dos en el momento de redactar este artículo, una en nuestra ciudad y otra en Jerez; el resto cesaron en su
actividad comercial, por lo que constituyen un interesante testimonio de una
época pasada.
Este
es el aspecto de esos seis bancos de granito, dispuestos en semicírculo, de los
que desconocemos el nombre de quien los diseñó. El nombre de las razones
comerciales que los sufragaron figura, en todos ellos, sobre una banda de
motivos vegetales.
Esta era la única casa
ajena a Borja. Se trata de la empresa José de Soto, fundada en Jerez de la
Frontera en 1888, aunque la familia, procedente de Riaño, había llegado a esa
ciudad, en el siglo XVIII. En la actualidad, siguen existiendo estas bodegas
con el mismo nombre de “José de Soto”,
integradas en el grupo Garvey. Los distribuidores en Zaragoza de esta marca
debieron tener alguna relación con Borja, pues también insertaban anuncios en
los Programas de Fiestas.
Industrias DOR fue un
grupo empresarial creado por Francisco Domínguez, Nicasio Ortín y Manuel Rivas,
en 1941. Contó con una fábrica de Sulfuro de Carbono, situada en el lugar que
hoy ocupa la Urbanización Marreque que, anteriormente, había sido propiedad de
la Vda. de Lorente y, posteriormente, de Manuel Rivas. El Sulfuro de Carbono
era un producto químico utilizado en diferentes procesos industriales, entre
ellos la fabricación de seda artificial. La elaboración era muy sencilla pues
se basaba en la combustión de azufre en unos hornos alimentados con carbón
mineral; el sulfuro en estado gaseoso se licuaba tras el paso por un serpentín.
El proceso entrañaba riesgos, pues era altamente tóxico y, además, desprendía unos
olores muy molestos. En ese mismo lugar, había una extractora de aceite de
orujo, mientras que en la calle Moncayo, donde ahora se encuentra “El Árbol”,
se fabricaban jabones y lejías.
Los almacenes de Ernesto López estaban situados en la
calle de Goya y eran unos de los más importantes en la venta de muebles.
También disponían de una Sección de Calzados en la que, como hacía constar en
su publicidad, se podían encontrar “infinidad de modelos a precios reventados y
de gran moda”.
La Cooperativa de
Nuestra Señora de la Peana fue fundada a comienzos del siglo XX y tenía su sede
en las Cuatro Esquinas, en el edificio que hoy ocupa la CAI. En la planta
inferior se encontraba la sección de Ultramarinos, mientras que en la primera
había distintas secciones como Mercería, Bisutería, Loza y Cristal. Especial
importancia tenía, a finales de año, la sección de Juguetería. Con numerosos
socios, la Cope fue durante casi un siglo el comercio más emblemático de Borja.
Mariano Palomar es una empresa que todavía se mantiene.
Comenzó produciendo tejas y ladrillos para especializarse, más tarde, en
pavimentos. Finalmente fue reestructurada para la distribución de materiales de
construcción.
Casa Martínez estaba
situada en los bajo de lo que hoy conocemos como edificio “El Mirador”. Era uno
de los tres grandes comercios borjanos de este ramo. Los otros eran el de Juan
Gracia, en la plaza de Santo Domingo, y el de los Sucesores de Miguel Gracia en
la de España.
De Casa Martínez existe
una fotografía de mala calidad en la que pueden apreciarse las características
del establecimiento que se conservó hasta una época relativamente reciente con
sus columnas de hierro fundido.
Desconocemos quienes
fueron los que sufragaron los dos bancos, supuestamente desaparecidos, ni el
destino de los mismos.
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