A
través del blog de Ramiro Adiego El nido
de águilas del Moncayo, hemos tenido conocimiento del hallazgo de un nuevo
fósil en Purujosa que ha supuesto una auténtica revolución en los conocimientos
que, hasta el momento, se tenía de la evolución de los equinodermos.
Nuestros
lectores ya tienen noticia, a través de otros artículos publicados en este
blog, de la gran labor realizada en ese municipio por el grupo de paleontólogos
Aragosaurus que ha trabajado en esa
zona bajo el patrocinio de la CAI y el Gobierno de Aragón.
Se
da la circunstancia de que en las rocas de Purujosa fueron encontrados miles de
fósiles de la era cámbrica, un período de la evolución de nuestro planeta en el
que la vida comenzó a ser más compleja. Muchos de ellos eran trilobites,
algunos enrollados en una posible actitud defensiva que fue objeto de un
detallado estudio.
Sin
embargo, durante la campaña de excavaciones llevada a cabo entre 2009 y 2010,
fueron encontrados dos ejemplares de otro fósil, ahora bautizado con el nombre
de Ctenoimbricata spinosa, un animal
emparentado con los equinodermos, un grupo al que pertenecen las estrellas de
mar y los erizos de mar actuales.
Del
estudio del mismo se encargó un equipo integrado por Samuel Zamora y Andrew B.
Smith del Museo de Historia Natural de Londres, junto con Imram A. Rhaman de la
Universidad de Birmingham.
Dadas
las dificultades que entraña el análisis de pequeños organismos englobados en
la roca, se han utilizado un moderno procedimiento de microtomografía
computerizada que permite la obtención de imágenes tridimensionales sin
destruir el fósil. Los resultados han sido publicados recientemente en la
prestigiosa revista PLoS ONE.
Todos
los vertebrados, entre ellos los seres humanos, y muchos otros animales adoptan
una disposición de simetría bilateral por la que la mitad de su cuerpo es igual
a la otra. Sin embargo, los equinodermos adoptan una disposición radial. Lo
vemos claramente en las estrellas de mar. Curiosamente, estos animales es fruto
de una compleja evolución, pues sus larvas tienen simetría bilateral. Esta circunstancia
ha intrigado desde hace años a los investigadores que se han venido preguntando
cómo eran sus antepasados.
Pues
bien, el estudio de los fósiles de Purujosa ha revelado que ese ancestro de los
actuales equinodermos, que vivió en nuestra zona hace 500 millones de años,
tenía simetría bilateral.
Este
era el aspecto que se cree tenía. Sin apéndices locomotores su capacidad de
movimiento era escasa. Se defendía con espinas como los erizos y se alimentaba
de partículas depositadas en el suelo marino y de otras que flotaban a su
altura.
Quienes
deseen conocer más detalles de este importante hallazgo pueden consultar la
página www.aragosaurus.com
desde la que se puede acceder al artículo al que hemos hecho referencia.
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