María
Ángeles Martínez, una persona enamorada de los deportes de riesgo, nos ha
traído algunas fotografías de una reciente entrada efectuada en la cueva de
Valjunquera de Ambel por un equipo de expertos de su entorno.
A
la vista de estas imágenes hemos recordado momentos ya lejanos, cuando el
Centro de Estudios Borjanos organizó unas visitas a esa cueva que, entonces,
era mucho menos conocida que en la actualidad.
La
cueva de Valjunquera está situada en el término municipal de Ambel y fue
cartografiada, por primera vez, a comienzos del siglo XX cuando se proyectó
realizar el abastecimiento de agua potable a esa localidad, desde la propia
cueva. Un ingeniero francés, cuyo nombre está grabado junto al segundo sifón,
fue el responsable de ese trabajo, conservándose en el ayuntamiento de Ambel un
plano de la cueva del que, en diciembre de 1969, efectuó una copia, para el
archivo de nuestro Centro, Manuel Jiménez Aperte.
Fue
en 1967 y 1968 cuando realizamos los primeros reconocimientos, llegando hasta
el segundo sifón. El 10 de agosto de 1969
se organizó toda una “expedición” en la que participaron los alcaldes de
Borja y Ambel. Mientras el primero llegó a zambullirse en las gélidas aguas de
la cueva, el segundo, más prudente, envió a su hijo que no es el que aparece en
la foto.
No faltaron
representantes de los medios de comunicación como el corresponsal de Heraldo de Aragón, Francisco Domínguez
Pablo, que el 22 de agosto de 1969 publicó la noticia.
En
una arboleda próxima se instaló un pequeño campamento con la antigua tienda de
la tropa de Exploradores de Borja que aún subsistía.
Las medidas de
seguridad adoptadas fueron extraordinarias, al menos en el exterior de la
cueva, como puede verse en esta imagen en la que dos de los participantes
portan casco para protegerse de la caída de alguna hoja. Los cascos eran de
color amarillo con las iniciales “C.E.B” del Centro de Estudios Borjanos. Lo de
CESBOR vino después para diferenciarse del Centro de Estudios Bilbilitanos.
Las mismas precauciones
se tomaron en el interior. El que iba en cabeza de la “cordada” iba armado para
hacer frente a los monstruos de las profundidades tan pronto como aparecieran.
A pesar de ello, no
pudo evitarse que los más rezagados se distrajeran calculando las dimensiones
de la cueva y las posibilidades que ofrecía para acoger un castillo en su
interior.
Este año no pudo
alcanzarse el segundo sifón, pues fue bastante lluvioso. No es de extrañar que,
en diciembre, los miembros del Grupo de Espeleología Martel tampoco pudieran
pasar. En la obra Cuevas y Simas de la provincia de Zaragoza, de Mario Gisbert
y Marcos Pastor, publicada en 2009, se afirma que “las primeras incursiones de
las que se tienen noticias datan de diciembre de 1969” a cargo de dicho Grupo.
Evidentemente, no habían consultado los archivos de Ambel, del Centro de
Estudios Borjanos ni las páginas de Heraldo
de Aragón.
Por ello, hemos querido
recordar aquí la actuación de aquellos intrépidos espeleólogos que, a pesar de
la carencia de medios, hacían fotografías bastante aceptables, salvo cuando
posaban al finalizar su recorrido.
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