Cabezo del fraile |
El
castillo de Sancho Abarca estaba situado en el llamado cabezo del Fraile, junto
al emplazamiento del actual Santuario de la Virgen de Sancho Abarca. Fue
edificado por Sancho VII el Fuerte de Navarra y era uno de los que defendían la
frontera navarro-aragonesa. Por otra parte, su guarnición ejercía el control
sobre la Bardena, dando protección a los ganaderos y persiguiendo a los
malhechores.
Restos de la torre del homenaje |
Su
denominación no guarda relación con el monarca Sancho Abarca, sino que, a
juicio de los investigadores, procede de voces prerromanas que designaban a
“peñasco” y “valle” o “barranco”.
Sillares conservados in situ |
El
castillo fue mandado destruir por Fernando el Católico, en 1512, tras la
conquista del reino de Navarra. Quedan algunos restos del mismo, como los
cimientos de la torre del homenaje y sillares desperdigados por las laderas del
cabezo, como puede apreciarse en las excelentes fotografías que reproducimos,
procedentes de la página www.cincovillas.com
que edita José Ramón Gaspar.
Hoy
vamos a referirnos a un curioso episodio, protagonizado por un grupo de
borjanos, que fue dado a conocer por el Dr. D. Miguel Ángel Pallarés Jiménez en
una ponencia presentada a las VI Jornadas sobre la Historia de Tauste.
Sillares desperdigados por sus laderas |
Sucedió
a finales de 1485, cuando Julián de Guerre, vecino de Borja, acompañado por un
grupo de personas de la misma ciudad, asaltó el castillo, haciéndose con su
control. Este tipo de actuaciones conocidas con el nombre de “furtos”, en las
que se atacaban posesiones de los reinos vecinos no eran infrecuentes y, en
cierto modo, representaba la pervivencia de las antiguas “cabalgadas”
medievales. Por otra parte, tomar una fortaleza de estas características no
ofrecía demasiadas dificultades si se lograba sorprender a la reducida guarnición
que, en el caso del castillo de Sancho Abarca solía ser de seis personas.
Fernando II de Aragón |
Catalina I de Navarra |
Sin
embargo, las circunstancias en las que se produjo el asalto de los borjanos no
eran las más propicias. Era rey de Aragón Fernando el Católico y de Navarra
Catalina I, aunque ejercía como Virrey, por su minoría de edad, el infante D.
Jaime de Foix, hijo de la reina Leonor. A él se dirigió mosen Pierres de
Peralta, merino de la ciudad de Tudela, que tenía a su cargo el castillo de
Sancho Abarca, para comunicarle lo ocurrido con los de Borja.
Fernando
el Católico que, poco antes, había firmado paces con Navarra con el fin de
evitar su intromisión en su propósito de recuperar el Rosellón y la Cerdaña, en
cuyas gestiones intervino, como hemos comentado en otro artículo, su secretario
el borjano Juan de Coloma, ordenó a la Diputación del Reino que resolviera el
problema suscitado. El 16 de noviembre de 1485, los diputados aragoneses
escribieron al infante D. Jaime una carta en la que manifestaban su pesar por
que “semejante insulto se ha hecho por gentes de este reino, contra tenor de la
paz que está asentada entre este reino y aquel”. En la misma comunicación
informaban de que ya se había ordenado a los borjanos que restituyeran el
castillo, estando seguros de que lo harían porque, en caso contrario, “se hará
lo posible por forma que la paz que está firmada sea conservada”, castigando a
los culpables para que otros tomasen ejemplo.
Quienes
visiten el Santuario de la Virgen de Sancho Abarca, del que ofrecemos estas
imágenes, procedentes del blog http://salvemoselmoncayo.blogspot.com.es
podrán recordar este curioso acontecimiento acaecido, a finales del siglo XV,
en las inmediaciones del mismo.
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