Como
ya habíamos informado, el pasado fin de semana tuvimos oportunidad de visitar
la exposición “Las Edades del Hombre” que, en su decimocuarta edición se
muestra este año en la localidad burgalesa de Aranda de Duero, bajo el tema
“Eucharistia”.
Instalada en dos sedes, la primera de ellas la iglesia de
Santa María la Real, cuya arquitectura, con su excepcional portada, ya
justifica el desplazamiento hasta allí. Además, los fines de semana, a las diez
de la noche, su fachada acoge un espectáculo de luz y sonido que, durante
nuestra estancia, congregó a más de 1.000 personas.
La
otra sede se encuentra en la iglesia de San Juan que, habitualmente, acoge un
interesante museo de Arte Religioso, aunque ahora ha sido readaptada para
mostrar el último de los capítulos temáticos en que se divide la exposición.
Independientemente
de los contenidos, siempre interesantes, las “Edades del Hombre” se han
convertido en un fenómeno mediático que atrae a numerosos visitantes. Este es
el aspecto que presentaba los accesos a los dos templos en la mañana del pasado
domingo, algo llamativo si tenemos en cuenta que la exposición se inauguró en
mayo y, en principio, está previsto clausurarla el 10 de noviembre.
Pero
no solo allí, sino en todas las calles la afluencia de personas era muy
importante. Para atenderlas la exposición cuenta con diversos puntos
informativos y existe la posibilidad de recorrer la población en visitas
guiadas, bajo la dirección de actores caracterizados.
El
impacto económico en la localidad ha sido muy importante, tanto por la demanda
en hoteles y restaurantes como a través de las ofertas en los diferentes
establecimiento comerciales en los que se pueden adquirir productos de la tierra,
a precios especiales.
Pero,
además, se ha realizado un gran esfuerzo en obras de infraestructura que no se
han circunscrito exclusivamente a las sedes de la exposición, muy bien
restauradas, sino que han afectado también a otros ámbitos, como la peatonalización
del centro histórico y la renovación del mobiliario urbano, algo que se está
imponiendo en muchos lugares y que, en contra de algunas opiniones, genera
beneficios al comercio.
La
exposición ha prestado una atención especial al arte contemporáneo, tanto en la
propia exposición, donde alternan obras antiguas con nuevas manifestaciones en
torno al tema religioso, como en las calles, donde se exhiben diversas
esculturas, alguna de las cuales no ha estado exenta de polémica.
El
casco antiguo de Aranda presenta problemas similares a los de otras ciudades e,
incluso, mayores, pues hay muchos solares sin edificar. Para enmascararlos se
ha optado por normalizar los cerramientos, pintándolos adecuadamente y, en
algunos casos se ha optado por recrear la antigua arquitectura con grandes
paneles traslúcidos, como los que pueden verse en las imágenes superiores.
Aconsejamos
a nuestros lectores que, se animen a desplazarse hasta allí, durante los días
que todavía quedan, pues no se sentirán defraudados y tendrán, además, la
oportunidad de disfrutar de la excelente oferta gastronómica que siempre ha
caracterizado a Aranda de Duero.
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