El
pasado año publicamos un artículo sobre las neveras que Borja tenía, durante
los siglos XVI y XVII, en el término municipal de Talamantes, a partir de los
datos reunidos por Guillermo Carranza Alcalde. Poco después, Josefina Cascán
nos remitió unas imágenes de los “pozos de nieve” existentes en el de Añón.
Ahora,
Guillermo Carranza nos ha enviado abundante información sobre estas
construcciones que ha localizado, en compañía de Roberto Cascán, un buen
conocedor de la zona.
De
entrada, han situado tres agrupaciones de pozos. Una de ellas, conocida como
“pozos de Borja” es la que ya dimos a conocer. Está situada en el barranco de
Valdemanzano y, cerca de ella, hay otro nevero. La tercera se encuentra en el
barranco de Pigallo, estando señalada en el mapa con el nombre de “Umbría de
las neveras”.
Estas
construcciones seguían una pauta general, en cuanto a tamaño y orientación,
casi siempre hacia el Este o Noreste, para evitar las horas más calientes del
día y se ubicaban, preferentemente, en el fondo de los barrancos. Para que su
efectividad fuera mayor, se escavaban a partir de los 1.400 metros de altura.
Se
detectan dos tipologías según el tamaño de los pozos: Por un lado, los pozos
grandes en los que lo habitual era abrir un agujero en la ladera del monte de
unos 15 metros de diámetro, reforzándolo con un muro de piedra seca y tierra en
la parte baja del pozo; la forma interior sería troncocónica. La pared del pozo
puede estar reforzada por una corona de piedra seca, de un metro aproximado de
altura y la profundidad interior del pozo puede oscilar entre tres y cinco
metros. Había además otros pozos más pequeños, con un diámetro de 5 metros, totalmente
revestidos de piedra seca. La altura original de estos pozos se desconoce porque
están llenos de maleza.
Hoy
vamos a hacer referencia al nevero que se conserva junto a uno de los caminos
forestales que suben por la ladera derecha del barranco de Valdemanzano. Está
situado a 1.385 metros de altitud, en
pleno hayedo.
Excavado sobre la ladera, la parte baja está
reforzada con un muro de piedra seca de tres metros de altura (el fondo del
pozo está lleno de tierra que le cae de la ladera del camino). Tiene
orientación oeste, algo excepcional. Su tamaño es aproximadamente la mitad de
uno de los grandes, de lo que se deduce que la nieve comercializada tendría un
mercado muy limitado. En sus inmediaciones hay numerosas “plazas” de antiguas
carboneras, lo que puede explicar una explotación conjunta de los recursos del
monte.
Esta
es una imagen del pozo en invierno que ya dimos a conocer en su momento, pero
que nos permite formarnos una idea de cómo se llenaría mediante la nieve
arrastrada hasta ese lugar.
En
un próximo artículo, ofreceremos imágenes de los pozos del barranco de Pigallo
que son completamente inéditas.
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