Acabamos
de adquirir un importante impreso del siglo XVII que consta de cuatro páginas.
Aunque en el mismo no se hace constar la fecha, creemos que se trata del
alegato presentado ante las Cortes celebradas en Zaragoza, en 1677, por D.
Pedro Bonifacio de Agüerre, Canónigo Doctoral de la colegiata de Santa María de
Borja y Síndico y Procurador de la misma en las citadas cortes, defendiendo las
prerrogativas de la colegial.
En
el texto se hace referencia a las Cortes celebradas en Zaragoza en 1645, durante
el reinado de Felipe IV, siendo las siguientes las de 1677, ya en el de Carlos
II. Como es sabido, las Cortes comenzaban con la presentación de los llamados
“agravios” por parte de los distintos estamentos y, probablemente, uno de ellos
fue en esta ocasión el de la colegial de Borja para que se reconociera su
preeminencia sobre el resto de las aragonesas y, en concreto, sobre la del
Santo Sepulcro de Calatayud. Su representante alegaba que la colegiata había
sido llamada a participar desde 1533 y que, en ellas, precedía “a todas las
colegiales que concurrieron, así seculares como regulares, menos a la de Monte
Aragón”.
En
nuestra opinión, uno de los datos más interesantes que aporta es el
reconocimiento de que fue erigida en colegiata “a instancias de la Serenísima
Señora la Reyna Doña María”, algo sobre lo que ya habíamos incidido en diversas
ocasiones, reivindicando la figura de esa soberana, esposa de Alfonso V, que
residió en nuestra ciudad. Es significativo el hecho de que, en esa época, le
fuera concedido el título de ciudad y que, como se indica en el documento, Santa María fue “favorecida con la merced de
catedral”, algo que no llegó a efecto por la fuerte oposición del obispado de
Tarazona.
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