En
agosto de 2011, D. Jesús Bonel donó al Centro de Estudios Borjanos una pieza
arqueológica que se asemejaba a las monedas acuñadas en Bursau, aunque al ser de plomo planteaba numerosos interrogantes. Desde
entonces, ha estado expuesta en el Museo Arqueológico de Borja, habiéndose
encargado de su estudio D. Alberto Aguilera Hernández.
Ahora,
cuatro años después, la revista Acta
Numismática que edita la Societat Catalana d'Estudis Numismàtics ha
publicado, en su número 45, un artículo de Alberto Aguilera en el que viene a poner de manifiesto
el interés de esta pieza de plomo, de características similares a las de otras
cecas y sobre las que afirma que “estamos todavía lejos de conocer su verdadero
origen y función”.
Tras
hacer referencia a la ceca de Bursau
y a las distintas acuñaciones realizadas en ella, señala que estamos “ante un
plomo monetiforme que copia en todo a las mitades que se integran en la primera
emisión de la ciudad, y cuya cronología viene contextualizándose hacia mediados
del siglo II a. de C.”
En
el caso que nos ocupa, el autor señala sus diferencias con lo que suele ser
habitual en estos plomos, pues en los casos de cecas muy productivas copian la
moneda de plata o bronce de las mismas, mientras que en las cecas de poco
volumen de emisión presentan una tipología diferente. Sin embargo, el plomo de Bursau, a pesar de corresponden a una de
las cecas del segundo grupo, reproduce la moneda de bronce acuñada en ella.
Generalmente,
los investigadores han venido considerando a estos plomos como falsificaciones
de las monedas de bronce. En el artículo se descarta esta hipótesis, dado que
los datos metrológicos del plomo no se ajustan a la moneda oficial, habiendo
recibido, por otra parte, las improntas de ambos cuños en positivo, por lo que como
conclusión sugiere que “parece más razonable considerarlo como un ensayo
monetario destinado a comprobar la calidad de los mismo, habida cuenta de las
ventajas que ofrece el plomo para este tipo de operaciones”.
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