lunes, 28 de septiembre de 2015

Exvotos de aquí y de allá


            Los exvotos son ofrendas que, en reconocimiento por algún favor recibido, se dedican a Dios, la Virgen o los Santos, siendo colgados, como testimonio del mismo, en el interior de los templos.

            En  el Museo de la Colegiata de Borja se conserva este pequeño lienzo que recuerda un suceso acaecido en 1703, cuando el niño Manuel Tejero cayó en la rueda de un molino, salvándose milagrosamente por intercesión de la Virgen del Carmen, cuya fiesta se celebraba ese día. Así se hace constar en la inscripción que figura en la parte inferior del mismo: “Manuel Tejero cayó en el rodete del molino y salió milagrosamente. Día de la Virgen del Carmen. Año 1703”.



            En el cuadro está representado el niño, con ricas vestiduras que denotan un estatus social elevado, llevando al pecho el escapulario del Carmen. La Virgen aparece en la parte superior izquierda (señalada con una flecha verde), mientras que la flecha roja muestra el lugar en el que se pintó ese “rodete” del molino, movido por el agua de la acequia que llega hasta allí. Reúne, por lo tanto, todos los elementos propios de los exvotos pictóricos: el retrato del protagonista, la imagen que obró el milagro, la representación del suceso acaecido y la leyenda con su descripción.





            Pero hay otro tipo de exvotos. Se trata de representaciones en cera de las partes enfermas del cuerpo que se beneficiaron de la milagrosa intervención. Los de más edad recordarán las que, aquí en Borja, colgaban en la capilla de la Virgen de la Peana y, sobre todo, en la de San Babil (en el Santuario de Misericordia). Eran brazos, piernas, cabezas etc. de cera, junto con muletas y otros elementos que constituían un abigarrado conjunto que también podía verse en la capilla de la Virgen del Rosario de Albeta, tenida por poderosa taumaturga en determinado número de enfermedades. Todos estos testimonios de religiosidad popular fueron retirados, en la segunda mitad del siglo XX, por el entonces párroco de Santa María y destruidos. En otros lugares de España no ha ocurrido lo mismo y se siguen conservando y acrecentando. Pero, uno de los lugares más espectaculares es la basílica de Aparecida, en Brasil, donde se venera a la patrona de esa nación. Es uno de los templos mayores de la Cristiandad y dispone de lugares acondicionados para conservar los miles de testimonios del agradecimiento de los fieles, convenientemente colgados y clasificados.





            Todas estas digresiones están relacionadas con nuestra reciente visita al Santuario de Ntra. Sra. de Sonsoles, patrona de Ávila. Enclavado en un pequeño altozano cercano a la ciudad y rodeado de un cuidado espacio verde donde no falta un magnífico restaurante, el santuario está unido al edificio que acoge a una comunidad de monjas cistercienses por un arco sobre el que se levanta una airosa espadaña.



            En el interior se encuentra el camarín en el que se venera a esta advocación mariana que, supuestamente, debe la etimología de su nombre al pastor que encontró la imagen de la Virgen con el Niño, el cual la describió diciendo “Son soles” y esos dos soles también figuran en el tondo radiante que aparece sobre el camarín y en las claves de la bóveda. A ambos lados del presbiterio se encuentran dos grandes lienzos que, en cierto modo, pueden ser considerados exvotos.



            En el primero de ellos, aparece un caballero montado en brioso corcel que está atacando con su espada a un gran cocodrilo que se interpone en su camino, mientras que la Virgen de Sonsoles aparece en el tronco del árbol de su derecha.



            Pues bien, en una vitrina ahora situada a los pies del templo, se exhibe el famoso cocodrilo o caimán que, en tierras americanas, atacó a ese caballero abulense que, en tan difícil trance, se encomendó a su patrona. En la primera parte del milagro la fusta que empuñaba se convirtió en espada, con la que pudo dar muerte a esa “fiera” que en agradecimiento mandó disecar, enviándola al santuario donde, durante siglos, estuvo colgada del techo. Con motivo del V Centenario del Descubrimiento fue restaurada y colocada en la vitrina donde pudimos contemplarla, con un cartel donde se relata el milagro.



            Al otro lado se encuentra este otro lienzo en el que se puede ver un galeón en medio de un gran temporal y con parte de sus tripulantes ya en la mar, a punto de morir. En un rompimiento del cielo encapotado aparece la Virgen de Sonsoles, a la que se encomendaron, logrando salvarse. Al parecer, se conserva también un modelo del barco que no pudimos ver, algo frecuente en las ermitas del  litoral español. Lo interesante de este caso es que se relaciona con la Gran Armada (también conocida como Armada Invencible) y con las dificultades encontradas en el canal de la Mancha durante su avance hacia Inglaterra. Es probable que, si hace referencia a esa Empresa, lo reflejado corresponda más bien a alguno de los acontecimientos vividos en costas de Irlanda durante el penoso retorno a la península. Allí naufragaron varios buques y se produjo el mayor número de muertos, como han recordado los medios de comunicación estos días, a raíz del homenaje que, en Irlanda, se ha tributado a los fallecidos.




            Estos son dos exvotos de tema marino que pueden encontrarse en España donde, como se ha hecho en Portugal, sería interesante reunir un catálogo de los que se han conservado, algo que consideramos de especial interés.




            Pero en donde el arte del exvoto pictórico alcanza su culmen es en México. Todo un fascinante mundo naif que ha llegado a seducir a artistas como Frida Kahlo que llegó a reunir una colección de más de 500 y que ha dado lugar a la creación de falsos exvotos, transgresores y de connotaciones sexuales, como puede comprobarse en el elevado número de ellos que circular por Internet.

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