D.
Félix Martínez Lahuerta nos ha hecho entrega, entre otros recuerdos, de esta
curiosa medalla que, en contra de lo que pudiera parecer, no es una
condecoración militar ni el distintivo de una asociación religiosa, sino que se
trata de una recompensa de carácter “político” que hay que situar en el marco
de una de las iniciativas más tempranas del régimen anterior, la cuestación del
“Plato Único”.
La
medalla pende de una cinta de colores blanco y morado, con ribete de este
último color, similares por cierto a los de la Real y Militar Orden de San
Hermenegildo, algo que en el diseño de recompensas debe evitarse, para evitar
confusiones.
En
su anverso aparece una Cruz que lleva grabada la palabra “Caridad” y ante ella
un hombre barbado entre una niña y un niño, en ademán de atender a este último.
Al pie, la leyenda “Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan. Franco”.
Esta
frase está tomada del discurso pronunciado por Francisco Franco el 1 de octubre
de 1936, ante la Junta de Defensa Nacional, en el momento de asumir la Jefatura
del Estado: “Nosotros venimos para ser el pueblo, venimos para los humildes,
para la clase media, no para los capitalistas. Nuestra obra exige el sacrificio
de todos, principalmente el de los que tienen más, en beneficio de los que no
tienen nada. Tendremos vivo empeño en el
que no haya un hogar sin lumbre, en el que no haya un español sin pan”.
En
su reverso aparece la Virgen del Pilar con el Pilar y el puente de Piedra al
fondo. Esta circunstancia, unida a las características del pasador pudiera
inducir a pensar que su diseño respondía a una iniciativa específica de
Zaragoza, cuando en realidad su ámbito fue mayor.
Lo
que las diferenciaba era ese pasador al que hemos hecho referencia en el que,
junto a la leyenda “Plato Único”. Pro-Leal Colaboración”, se disponía el escudo
correspondiente al respectivo ámbito geográfico. En el caso de la que nos han
donado, aparece el escudo de Zaragoza. Hemos encontrado otra con el de la
provincia de Guipuzcoa y hemos visto otro modelo correspondiente a Navarra. Posiblemente,
hubo otros tipos, siempre en el contexto de esta campaña.
El
día del Plato Único surgió a raíz de una iniciativa del general Queipo de Llano
quien, a imitación de lo que ya se hacía en Alemania, propuso que en todos los
restaurantes, un día de cada mes, se sirviera un único plato (a elegir), aunque
facturando el importe íntegro del menú habitual, de manera que el remanente se
destinara a fines sociales. El 30 de octubre de 1936 fue aprobada esta
sugerencia que entró en vigor el 15 de noviembre de ese año, haciéndose
extensiva el 16 de julio de 1937 al ámbito familiar, adquiriendo carácter
semanal.
Con
el dinero recaudado se sufragaban los comedores sociales que fueron creados,
así como otros centros asistenciales que vinieron a sumarse a los que eran
abiertos por el llamado “Auxilio Social” que termino gestionándolos.
En
realidad, se trataba de un impuesto obligatorio que todos estaban obligados a
pagar, al igual que el del llamado “Día sin postre”, otra iniciativa de
características similares que se realizaba los lunes, mientras que el “Plato
Único” se fijó en los viernes. Como justificante de las aportaciones
realizadas, se extendían los correspondientes recibos, de los que existen
muchos modelos. Ambas cuestaciones
fueron eliminadas a comienzos del año 1942. Es en el marco de las mismas donde
que hay que situar la medalla que nos ha sido donada, la cual era otorgada a
quienes se distinguían por su colaboración en la recaudación de fondos.
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