Ha
llegado a nuestro poder, merced a la generosidad de un colaborador habitual de
nuestro Centro, el impreso cuyo anverso y reverso reproducimos arriba y del
cual no teníamos noticia. Sus dimensiones son de 21 x 15 centímetros y está
editado en cartulina, tipo postal.
Aunque
desconocemos, por el momento, cuándo fue publicado, el texto del reverso nos
induce a pensar que lo fue con ocasión del traslado de la pila bautismal de la
antigua colegiata de Santa María a su emplazamiento actual en la capilla de San
Esteban, en el lateral de la nave.
Para
reforzar el carácter de baptisterio que adoptó a partir de aquel momento, se
pintó en el lateral derecho el mandato de Jesucristo que recoge el evangelio de
San Matero y que también figura en el reverso del impreso. En la pared lateral
se instaló, enmarcada y retroiluminada la vidriera que existía en el antiguo
baptisterio. La capilla se cerró con una verja que, como en la de San Antón,
procedía de las que delimitaban el presbiterio.
El
antiguo baptisterio de la colegiata estuvo ubicado en una capilla del claustro
que, posteriormente, fue dedicada a San Judas Tadeo y cuya desaparición está
prevista dentro de las obras de restauración que, en distintas fases, se están
acometiendo en este espacio.
Cerrada
con una reja reaprovechada de otro lugar, esta capilla donde se encontraba la
pila bautismal no era demasiado antigua, aunque su emplazamiento respondía a la
lógica de su cometido. Porque siendo el Sacramento del Bautismo, la puerta de
entrada a la comunidad de fieles cristianos, los baptisterios estuvieron
inicialmente separados de los templos, en edificios independientes.
Posteriormente, fueron situados al pie de las naves, junto a las puertas de
acceso, como señal de la función que llevaban a cabo. Cuando era posible, como
en el caso de Santa María, estaban fuera del propio templo.
Tras
el Concilio Vaticano, II que en muchos aspectos intentaba un retorno a los
orígenes, ese simbolismo fue diluyéndose al primar el carácter comunitario de
la práctica sacramental. Precisamente por ello, la modificación introducida en
Borja sirvió de poco ya que, para la administración del Bautismo se viene
utilizando una pila móvil que se desplaza al presbiterio en caso de necesidad,
guardándose mientras tanto en la capilla de la Virgen de la Peana.
Estos
cambios que estamos comentando no han sido los únicos en el transcurso de la
historia, pues si observamos las características la hermosa pila que ahora se
encuentra en la citada capilla de San Esteban, cabe suponer que no fue la
primea existente en la colegiata. De ahí que, en ocasiones, nos hemos planteado
la hipótesis de que su lugar lo ocupara, con anterioridad, la que ahora está en
la iglesia parroquial de Albeta. Se da la circunstancia de que en ella están
grabadas las armas primitivas de Borja. Al ser ese lugar uno de los barrios de
la ciudad, el concejo las mandó grabar en la entrada del templo, cuando fue
obligado a construirlo, tras la conversión de los moriscos. Es posible que
hiciera lo mismo en la pila bautismal, aunque también cabe la posibilidad de
que, para ahorrar gastos, reutilizara otra que había caído en desuso.
Frente
a esta hipótesis cabe aducir que resulta extraño que en la pila bautismal de la
colegiata, el cabildo permitiera que aparecieran las armas del concejo. Sin
embargo, disponemos de testimonios orales que señalan su presencia en la pila
de la antigua parroquia de San Miguel que, hasta mediados del siglo XX, se
conservó en la de San Bartolomé. No podemos comprobarlo ya que, según los
mismos testimonios, cuando se reformó este templo, arrasando su Patrimonio
Artístico, la citada pila fue destruida con un mazo y sus restos empleados en
la construcción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario