Ahora
que se van apagando los homenajes tributados a la gran Santa de Ávila
(1515-1582), con ocasión del V centenario de su nacimiento, nos ha parecido
oportuno dedicar un breve comentario a la iconografía más frecuente que suele
acompañar a sus representaciones, tomando como ejemplo esta hermosa escultura
del Museo de Santa Clara. En ese claustro de franciscanas clarisas se le ha
venido tributando especial culto a la reformadora del Carmelo, merced a la
fundación instituida, a comienzos del siglo XVIII, por el obispo D. Francisco
Sallent, gran devoto de la Santa.
En
esta imagen, como suele ser habitual, la Santa viste el hábito de la Orden del
Carmelo y lleva en su mano derecha una pluma, mientras que en la izquierda
sostiene un libro, en alusión a sus escritos que hicieron posible que el Beato
Pablo VI la declarara Doctora de la Iglesia, el 27 de septiembre de 1970,
siendo la primera mujer, junto a Santa
Catalina de Siena, en obtener este reconocimiento.
Muchos
años después, entró en el Carmelo de Lisieux una joven de 15 años llamada María
Francisca Teresa Martín Guerin (1873-1897). Seguía los pasos de Santa Teresa de
Jesús y tomó el nombre de Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, aunque sería
conocida como Santa Teresita del Niño Jesús, porque su corta estancia en el
convento, antes de fallecer a los 24 años de edad víctima de la tuberculosis,
destacó por una vida de intensa piedad y de entrega generosa a una vocación
entendida como un servicio a los demás, a través del sacrificio y la oración.
La difusión de sus escritos tuvo un enorme eco en toda Francia. Tras ser
beatificada en 1923, dos años después era proclamada Santa por S. S. el Papa
Pío XI. En 1944, era declarada co-patrona de Francia y en 1997, S. Juan Pablo
II, la proclamó Doctora de la Iglesia. Era la tercera mujer en alcanzar este
reconocimiento, después de las citadas anteriormente.
Al
ser una Santa contemporánea, se conservan fotografías suyas como la reproducida
anteriormente. Sin embargo, al alcanzar la Santidad fue establecido un modelo
iconográfico para la representación de las imágenes de culto. Viste, como es
lógico, el hábito de las carmelitas y, como atributos propios aparece teniendo
una Cruz entre sus brazos con un ramo de rosas.
Estamos
por lo tanto ante dos Santas de nombre parecido, cuyas representaciones se
distinguen perfectamente por lo atributos asignados a cada una de ellas. Ambas
pertenecieron a la misma orden; ambas alcanzaron la santidad y las dos
merecieron ser reconocidas como “Doctoras de la Iglesia”.
Santa
Teresita siguió, en gran medida, los pasos de Santa Teresa aunque, justo es
reconocerlo, ha logrado cosas que la Santa de Ávila no ha podido alcanzar
todavía. Así, mientras que en Lisieux se levantó la magnífica basílica que
aparece en la fotografía superior, la dedicada a Santa Teresa en Alba de Tormes
quedó interrumpida. Por otra parte, Santa Teresa de Jesús fue declarada en 1626
co-patrona de España, lo que fue reconocido por S.S. Urbano VIII en 1627, pero esta
decisión fue revocada. Santa Teresita en cambio sigue siendo co-patrona de
Francia con Santa Juana de Arco.
Ahora,
con motivo de algunos homenajes tributados a Santa Teresa, su lugar ha sido
ocupado por imágenes de Santa Teresita. Afortunadamente, como afirman los
teólogos, el Cielo es un lugar de paz, donde no anidan los rencores ni los
enfrentamientos como en este mundo terrenal. En caso contrario, no dudamos que
Santa Teresa, mujer de mucho carácter, andaría persiguiendo con su cayado a la
pobre Santa Teresita que, en realidad, no tiene la culpa de lo ocurrido.
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