Hace
muchos años cuando, por vez primera, tuvimos la oportunidad de contemplar el
Entierro de Cristo en Ambel, nos llamó la atención el silencio y el
recogimiento que rodeaban la representación de esa ceremonia. Algo parecido nos
ocurrió en la noche del pasado 24 de diciembre cuando nos desplazamos hasta
allí, para ver el Belén viviente que se instala ese día en plaza de San Miguel,
bajo la fachada de la iglesia parroquial y junto a la casa conventual de la
Orden de San Juan de Jerusalén.
Más
de 30 personas participando en la recreación del belén y la práctica totalidad
de los vecinos de Ambel contemplándolo en una noche “clara” y con buena
temperatura, constituía un espectáculo maravilloso, dentro de su sencillez, que
nos retrotraía a aquel primer belén que San Francisco creó, en la Nochebuena de
1223, en una cueva próxima a la ermita de Greccio. Lamentablemente, nuestra
cámara no funcionó, por falta de previsión, y ha sido Paula Trívez la que ha
tenido que remitirnos las imágenes que ilustran este comentario, realizadas por
Carlos Sanjuán y Esther Calahorra, a quienes agradecemos su colaboración.
Este
belén surgió en 1982, por iniciativa de la Asociación Cultural Ramón J.
Sender y, tras unos años en los que dejó
de representarse, el Ayuntamiento de Ambel decidió recuperarlo, introduciendo
mejoras cada año.
El
belén se articula con varias escenas en torno al portal. Así pueden verse las
lavanderas junto al río; el pozo donde un grupo de mujeres extrae el agua; los pastores en torno al
fuego; las olivareras recogiendo el fruto de los olivos y hasta una castañera
asando castañas.
Con
una adecuada ambientación musical, se va narrando la historia del Nacimiento de
Jesús, desde el momento en el que se ordena efectuar el censo. El romano es uno
de los alabarderos que, con voz firme, rechaza las objeciones de las mujeres
del pozo. Aparecen después en escena, María y José en busca de posada, siendo
rechazados bruscamente en la instalada en uno de los edificios de la plaza.
Buscan acogida en el portal situado en uno de los ángulos de la misma que, por
cierto, fue construido el pasado año.
Un
grupo de ángeles se encargan de anunciar a los pastores la noticia de la
Natividad y, a partir de entonces, cada uno de los grupos se irá acercando al
portal llevando sus ofrendas al Niño.
Pastores,
lavanderas, aguadoras y agricultoras van llevando el fruto de su trabajo, sin
que falten los pequeños corderos y hasta las castañas de la “anciana” castañera
que estuvo interpretada por Cristina Herranz.
Al
final, todos posaron junto al portal y, seguidamente pudo adorarse al Niño,
realizándose una colecta, entregando la cantidad recogida a Cáritas.
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