En
torno a la Inquisición se ha tejido buena parte de la leyenda negra, asociando
su nombre a una etapa oscura de nuestra historia. No es el momento de
detenernos en estas cuestiones, entre otras razones porque en la obra Crímenes
ejemplares ya nos ocupamos de algunos casos de personas de nuestra zona que
fueron juzgadas en sus tribunales.
Hoy
queremos dejar constancia de aquellas otras que formaron parte de los distintos
niveles de esa institución, en las distintas localidades de nuestro entorno. Hay
que señalar que asociar su nombre a la Inquisición era considerado un honor ya
que entrañaba el reconocimiento de la pureza de sangre y, por otra parte, daba
lugar a numerosos privilegios.
El 30 de julio de 1606 se constituyó en Zaragoza una cofradía que, teniendo como titular a San Pedro Mártir, agrupaba a todas las personas que, de una u otra forma, podían considerarse miembros de la Inquisición, desde los propios inquisidores a los meros alguaciles, pasando por calificadores, consultores, notarios, comisarios o familiares. Si eran casados, también entraban en la cofradía sus mujeres.
Tenía su sede en el convento de Predicadores, debido a que su Santo titular, además de inquisidor fue dominico. Tan solo hubo un breve período, entre 1668 y 1672, que por causa de algunas divergencias pasó a la iglesia de San Martín, en el “Real Palacio de la Aljafería, donde por otra parte radicaba el tribunal.
Entre
los beneficios a los que anteriormente se ha hecho referencia, el más
significativo, desde el punto de vista espiritual, era la posibilidad de
lucrarse de las indulgencias plenarias concedidas por varios pontífices.
Sin
embargo, la posibilidad de lucir la cruz flordelisada, blanca y negra, arriba
representada, en sus trajes, así como el poder portar armas, era una señal de
prestigio social que atraía a algunas personas y les impulsaba a convertirse en
familiares de la Inquisición.
En
1746, la cofradía de San Pedro Mártir publicó sus constituciones y
ordinaciones, junto con la relación detallada de quienes habían formado parte
de la misma, en diferentes períodos de tiempo. A través de ese documento, hemos
podido conocer a todas aquellas personas de nuestro entorno que pertenecieron a
ella. A continuación las reseñamos, de acuerdo con el nivel que tenían y el
lugar en el que habían nacido o desempeñaban el cometido asignado.
Calificadores
Ninguno
de los inquisidores que ejercieron como jueces en los tribunales de la
Inquisición era natural de nuestra zona. Pero, cada tribunal contaba con los
denominados “calificadores” que, con formación teológica, debían dictaminar si
los acusados habían cometido algún delito contra la Fe o estaban incursos en
otros que eran competencia del Santo Oficio. Los tres calificadores que hemos
encontrado, lo fueron en el período comprendido entre 1714 y 1745. Todos ellos
religiosos y figuras destacadas en sus respectivas órdenes:
Rvdo. P. fray Manuel
Irache (1714-1745). Nacido en Borja,
profesó en la Orden de San Francisco. Cursó estudios en el Colegio Mayor de San
Pedro y San Pablo de Alcalá de Henares. Fue Lector y, posteriormente, Definidor
y Calificador Sinodal del arzobispado de Zaragoza. No teníamos constancia de este
personaje.
P. Pedro Lumbreras
Sancho (1714-1745). Nacido en Tabuenca
el 10 de octubre de 1679, ingresó en la Compañía de Jesús, con 14 años, el 2 de
noviembre de 1693. Fue Catedrático de Prima en el colegio de Zaragoza y en el
de Huesca. Fue también Examinador Sinodal del arzobispado de Zaragoza y del
obispado de Urgel. Autor de varias obras, murió en Zaragoza el 1 de enero de
1745. Figura en nuestro Diccionario
Biográfico.
Rvdo. P. fray Sebastián
Cuartero Román (1714-1745). Nacido en Tabuenca
el 1 de noviembre de 1681, profesó como franciscano, alcanzando el grado de
Lector. Guardián de los conventos de Jesús y San Francisco de Zaragoza.
Examinador Sinodal del arzobispado, fue Cronista de la provincia de Aragón de
su orden. Lo incluimos en el citado Diccionario.
Comisarios
Los
comisarios eran siempre sacerdotes con cierta preparación académica que
actuaban como delegados de la Inquisición en determinadas localidades. No eran
plazas fijas, aunque en poblaciones de alguna importancia siempre hubo un
comisario, como ocurrió en el caso de Borja, donde siempre desempeñó este
cometido un canónnigo de la colegiata:
Añón
Fray
Bartolomé del Rincón, de la Orden de San Juan, prior de esa localidad.
(1616-1635)
Borja
D.
Andrés de Litago, canónigo (1616-1635). Fue procesado, tras la denuncia
presentada por el señor de Majones, propietario de la Casa de las Conchas, por
haber tenido tratos con una de sus criadas para lo que entraba en la citada
casa, a escondidas, por la noche, tal como dimos a conocer en la obra Crímenes ejemplares.
D.
Gabriel Asensio, canónigo. (1616-1635).
Ldo.
D. Crisóstomo Mañas, canónigo (1635-1693).
Dr.
D. Juan Ortiz, canónigo (1635-1693).
D.
Martín de Frías, racionero (1635-1693).
D.
Pedro de Aguerri, canónigo (1635-1693).
Dr.
D. Juan Garcés, canónigo (1693-1714). Donó a la colegiata de Santa María seis
candelabros de plata (desaparecidos) y una cruz que ahora está expuesta en el
Museo de la Colegiata.
Calcena
Ldo.
Agustín de Mariana (1616-1635).
Gallur
Ldo.
Juan Gil, vicario de esta localidad (1616-1635).
Magallón
Ldo.
D. Antonio Jaca, (1714-1745). Era natural de Borja y racionero de la colegial.
El mismo día juró como comisario de Magallón y notario de Borja.
Tabuenca
Ldo.
Juan Martínez (1635-1693). Fue notario y comisario.
Trasobares
Ldo.
Miguel Juan de Oro, vicario de esta localidad (antes de 1616).
Dr.
D. Francisco Laborda y Oro, vicario de esta localidad (1635-1693).
Ldo.
Jerónimo de Oro, vicario de esta localidad (1635-1693).
Mosen
Juan de Aguirre (1635-1693).
Notarios
Los
notarios de la Inquisición eran también sacerdotes y su función se
circunscribía a ese ámbito, por lo que nada tenían que ver con los notarios
civiles de cada lugar. Hubo casos, como antes se ha hecho constar que podían
compatibilizar el cargo de notario con el de comisario.
Ainzón
Ldo.
Pedro Briz (1693-1714).
Borja
D.
Pedro Bauluz, racionero (1635-1693).
Ldo.
José Gómez (1693-1714).
Calcena
Mosen
Jerónimo Hernando (1616-1635).
Magallón
Ldo.
Pedro Baquedano (1635-1693).
Mallén
Ldo.
Pedro Morán (1635-1693).
Tabuenca
Ldo.
Blas Cuartero, (1693-1714).
Familiares
Con
el nombre de “familiar” se conocía a los laicos o civiles que colaboraban como
informantes. Era un puesto apetecido, no tanto por la función a desempeñar sino
por el relieve social que les confería. En muchos casos el puesto pasaba de uno
a otro miembro de la misma familia. La presión ejercida para ser familiar provocó,
en el siglo XVII, una auténtica inflación de estos funcionarios, por lo que
tuvieron que dictarse normas para reducir su número. Los motivos citados son
los que justifican que una localidad como El Buste, con muy pocos vecinos, en
aquellos momentos, tuviera familiares o el caso de Calcena con varios de ellos
en muy corto período de tiempo. Hay que señalar que el conseguir ser “familiar”
no era, a veces, un método para medrar, como lo demuestra el caso de que
algunos de ellos pertenecían a familias muy importantes o tenían títulos
universitarios. Era más bien cuestión de prestigio que no siempre es lo mismo.
Alberite de San Juan
Francisco
Lázaro y su mujer María Lasheras (1635-1693).
Ambel
Juan
del Castillo (antes de 1616)
Jacques
de Lambea y su mujer Gracia Fernández (1616-1635). Es significativo el nombre,
ya que hace sospechar que era de origen francés, lo que podría afectar a la genealogía
de una familia especialmente vinculada a esta localidad.
Miguel
Jordán y su mujer Quiteria Tolosano (1616-1635).
El Buste
Domingo
de la Hera y su mujer María Martínez (1616-1635).
Juan
Gil y su mujer Catalina Martinez (1616-1635).
Francisco
Gil y su mujer María Lasheras (1635-1693).
Pedro
Gil y su mujer Ana Lacias (1635-1693).
Calcena
Antonio
Hernando y su mujer Estefanía Serrano (1616-1635).
Jerónimo
Serrano y su mujer Isabel Ugarte (1616-1635).
Luis
de Ubao y su mujer Gracia Aranda (1616-1635).
Miguel
Serrano y sus mujeres Catalina Rincón y Úrsula Pérez. (1616-1635).
Evidentemente, con la segunda contrajo matrimonio tras el fallecimiento de la
primera.
Miguel
Aranda (1635-1693).
Miguel
Muñoz y su mujer Catalina Pajes (1635-1693).
Fuendejalón
Sebastián
Cuartero y su mujer María Mateo (1635-1693).
Gallur
Custodio
Bueno y su mujer Graciosa de Guisombart (antes de 1616).
Juan
Navas (1616-1635).
Miguel
de Ortí (1616-1635).
Magallón
Dr.
D. Diego Esteban y su mujer Isabel Litago (1616-1635).
Francisco
Díaz y su mujer Isabel Calvo (1616-1635).
Dr.
D. Juan Esteban y su mujer Asensia Calvo (1616-1635).
Pedro
Ganaverro (1616-1635). Familia importante de esta localidad. Gregorio Ganaverro
fue destacado jurista y poeta.
Vicencio
Ganaverro (1635-1693).
Juan
Flores y su mujer Beatriz Vicente (1635-1693).
Mallén
Jerónimo
de Aysa y su mujer María Bolea (1616-1635).
Miguel
Bisimbre y su mujer Beatriz Ximénez de Ayerbe (1616-1635).
Micer
Pablo de Villanova y su mujer Dª Francisca de las Cortes (1616-1635). En este
caso estamos ante una persona perteneciente a una de las familias más
destacadas de la localidad.
Pozuelo de Aragón
Domingo
Hernández y su mujer Josefa Martínez (1635-1693).
Tabuenca
Calixto
Mareca Fuertes y su mujer Cristina Cuartero (1714-1745). Calixto era natural de
Lupiñén
Talamantes
Juan
Ibáñez y su mujer María Millán (antes de
1616).
Francisco
Ibáñez y su mujer Maria Gil (1616-1635).
Trasobares
Francisco
Aznar y su mujer Bárbara Sánchez (1693-1714).
Hasta
aquí la relación de los que hemos encontrado y que hemos ofrecido en una rápida
visión. Sobre la personalidad de los mismos sería interesante profundizar más,
así como conocer más detalles de sus respectivas biografías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario