La
existencia en el término municipal de Borja de canteras de mármol era algo de
lo que teníamos referencia a través de noticias indirectas. Lo que no podíamos
imaginarnos era que el mármol borjano hubiera sido utilizado en la decoración
del Palacio Real de Madrid. Ha sido uno de nuestros investigadores residentes,
el historiador del Arte D. Ramón Vega Piniella quien nos ha facilitado un
artículo de Dª María Luisa Tárraga Baldó, publicado en 2009 en Archivo Español de Arte, titulado “Mármoles
y rocas ornamentales en la decoración de Palacio Real de Madrid”, en el que se
hace mención expresa al origen de los materiales que fueron empleados en la
construcción de este emblemático monumento.
Como
es sabido, tras el advenimiento de la dinastía borbónica, comenzó a renovarse
el antiguo alcázar de los Austrias y, tras el incendio que sufrió en 1734, Felipe
V decidió construir un nuevo palacio sobre los cimientos del alcázar que, en
cierto modo, fuera el símbolo de la nueva monarquía, cuyas obras continuaron en
los reinados posteriores.
El
gusto despertado por mármoles y rocas ornamentales motivo el que Fernando VI
decidiera decorarlo con estos materiales, para lo cual fueron comisionados
escultores, canteros y personas experimentadas para localizar canteras en todo
el territorio nacional, enviando a Madrid muestras de los mármoles que en ellas
podían obtenerse.
Se
formaron de esta forma unos “lapidarios” o colecciones de muestras que
sirvieron al arquitecto Juan Bautista Sachetti para escoger entre ellos los
mármoles más adecuados para su empleo en la distintas estancias del palacio, en
función de los colores de cada uno.
En
el artículo citado se hace referencia a las procedencias de las que llegaron. Entre
ellos, se cita expresamente a los de “Tortosa,
Borja, Pamplona, Tudela, Lérida, Villamayor, Sigüenza y Albortón (La Puebla)”.
Más adelante afirma que, dentro de las tonalidades amarillas, fue elegido el “pajizo
con manchas blancas”, procedente de Borja a 50 leguas de Madrid.
No
cabe duda, por lo tanto, que desde aquí se remitieron mármoles de esas características
para su empleo en la decoración de determinadas estancias del palacio que Sachetti,
en un documento fechado el 3 de agosto de 1749, detalla con minuciosidad.
Concretamente,
los “bastones de los recuadros, pajizo con vetas blancas”, procedente de Borja,
fueron empleados en el Salón del Trono, entonces denominado “Salón de Besa
Manos. En la fotografía que reproducimos aparece enmarcando la puerta de esa
estancia un tipo que, probablemente, procede nuestra ciudad.
Asimismo,
en las piezas públicas del “Cuarto del Rey”, se empleó mármol borjano, del
mismo tipo, para los “tambanillos” que son los frontones dispuestos sobre
puertas o ventanas.
Curiosamente,
al tratar de la decoración de la galería del palacio se indica que las
pilastras de la misma, son de “mármol dorado con manchas blancas y agatado”, de
Borja.
La
noticia que ofrecemos hoy es muy interesante para la historia local y lo sería
más si lográramos identificar el emplazamiento de esas canteras que, en nuestra
opinión, se encontraban en la Muela de Borja.
Preciosos mármoles !
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