lunes, 13 de febrero de 2017

Hallazgos en San Miguel



         Cuando ayer publicamos una noticia sobre la recuperación de una pieza arqueológica que ahora se exhibe en el Museo Arqueológico de Borja, en la fotografía que mostraba su actual emplazamiento destacaba esta excepcional celosía, situada sobre el hastial de la antigua iglesia de San Miguel que hoy alberga al citado museo.

         Construida en 1608, como cierre del coro en el que la comunidad de religiosas clarisas del convento contiguo seguían las ceremonias litúrgicas hasta que dispusieron de templo propio, fue considerada el “canto de cisne” del arte mudéjar en nuestra zona, aunque hoy sabemos que fue construida por alarifes cristianos que siguieron trabajando aquí, tras la expulsión de los moriscos.





         Pero la existencia de esta celosía era desconocida, siendo uno de los hallazgos que se produjeron en el transcurso de las obras de restauración de la iglesia. En la fotografía superior puede verse el estado del edificio antes de comenzar la rehabilitación. Al fondo aparece el vano de la antigua puerta de acceso, completamente enlucido. Al picarlo, dado que la parte inferior es de piedra sillar, apareció la celosía, cegada con yeso, que fue retirado cuidadosamente, hasta su completa recuperación.




         También se encontraron los vanos de las ventanas del antiguo templo medieval, ocultas tras las sucesivas reformas a las que fue sometido, la última de las cuales consistió en dotarle de una bóveda de lunetos que tapaba la primitiva de madera sobre arcos fajones.




         En una de las capillas se encontró, bajo la cal, un conjunto de pinturas murales, con tracerías mudéjares entre los arcos de la bóveda y con motivos renacentistas en los muros. También fueron restaurados, al igual que los escasos restos de la decoración pictórica del presbiterio.




         Hemos creído conveniente recordar, con estas antiguas fotografías el proceso de restauración de uno de los más interesantes monumentos de Borja, declarado Bien Catalogado del Patrimonio Cultural de Aragón, que estuvo a punto de desaparecer y se salvó gracias al empeño del M. I. Ayuntamiento, tras su cesión por el obispado, y la ayuda económica de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza que hizo posible su transformación en varias fases, a cargo de la Brigada Municipal.




         La instalación posterior, en su interior, del Museo Arqueológico ha contribuido a difundir la importancia de este monumento, así como de las colecciones que alberga, siendo uno de los principales elementos de la amplia oferta cultural de nuestra ciudad.

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