Completando la colección de obras de García Bacca XXXV

         Seguimos consiguiendo nuevas obras de Juan David García Bacca. Ahora, nos acaba de llegar el nº 18 de Dianoia. Anuario de Filosofía, correspondiente al año 1972, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en el que se incluye un artículo de García Bacca, titulado “Ensayo de una historia metafísicamente neutral del espíritu en el mundo”. En el trabajo concluye afirmando que la historia del espíritu en el mundo ha quedado enfocada y planteada como estadística y como tendencias, por lo que a semejanza de lo que ocurre con la Econometría, propone una recopilación de datos (o recuento estadístico global) y el señalamiento de tendencias (comprobadas en series temporales) de las relaciones entre mente y realidad, siempre dentro del estado o tono de neutralidad metafísica.

         Otra obra recibida es El pensamiento novecentista (1890-1936) del P. Eusebio Colomer S. J. que, en realidad, es una separata del volumen VI de la Historia General de las Literaturas Hispánicas, publicada por Editorial Vergara en 1968. En ella dedica un comentario a García Bacca, enmarcándolo en la escuela de Filosofía de Barcelona, aunque reconoce que su relación con ella fue superficial, dado que aun cuando fue catedrático de Filosofía de esa universidad, la mayor parte de su producción intelectual tuvo como marco las tierras americanas donde se exilió al final de la Guerra Civil. Considera que fue el iniciador de la lógica de las ciencias en España y uno de los mejores conocedores de la Teoría de la Relatividad, aunque en el fondo de su actitud científica se escondía una preocupación metafísica que no tardó en dar sus frutos.

         Finalmente, hemos conseguido el nº 62 de Tiempo de Historia, un especial dedicado a “1939-1979: 40 años de España, en el que se incluye un artículo de Joan Castellá-Gassol sobre “El pensamiento español: 1936-1979. La palabra y el eco”, en el que cita a García Bacca como uno de los “filósofos catalanes exiliados”, aunque nacido en Pamplona, al que José Luis Abellán consideraba “la mente filosófica más poderosa que tenemos en América”.